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Channel: Armas y munición – Cazawonke – CAZA y SAFARIS
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Prueba del visor Zeiss V8 1,1-8×30

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Entre los días 11 y 13 de diciembre pasados tuvo lugar en  Laubach, Alemania, el  Zeiss Media Event, una reunión de periodistas especializados alrededor de la marca Zeiss Sport Optics que contaron, en esta ocasión, con la colaboración de RWS y Blaser, y donde por gentileza de su distribuidor español, Excopesa, tuve la suerte asistir representando a nuestro país. En esta ocasión, la estrella era una de sus últimas novedades, el visor de batida V8 1,1-8×30.  La idea era una primera toma de contacto teórica para después ponerla a prueba tanto en campo de tiro como en caza real…y todo comenzó con la llegada al aeropuerto de Frankfurt donde, como era previsible, arrancó una apretada agenda que, con la habitual perfección germana, se fue cumpliendo de forma matemática. 

Texto y fotos: Miguel Coya [apuntomuichelcoya@gmail.com]

 

Wellcome to Zeiss Media Event Del aeropuerto al hotel. Cambiarnos de ropa y, sin perder tiempo, al campo de tiro donde, tras comer en unas acogedoras casas de madera, nos metimos de lleno en tema. Licencia de caza alemana y guía del arma. Tras ello nos van entregando a cada uno la funda asignada y de allí a la galería de tiro. La toma de contacto pasa por la comprobación de la puesta a cero para, a continuación ,trasladarnos a la cancha de blanco movil. Desenfundo mi rifle y se me ilumina la cara. Me ha correspondido un R8 Professional Success Leather con inserciones de cuero en guardamos, pistolet y lomo del pistolet, en calibre .30-06 Sprgf. Sobre monturas Blaser la V8 de batida, la combinación de 1,1-8x30. A la entrada de la primera cancha nos van entregando a cada uno de nosotros una caja de balas RWS Evo de 184 grains. Y ahí estoy sentado en la mesa dispuesto a poner a prueba al magnífico equipo sobre una diana colocada a 100 metros. Los apoyos son sacas que permiten una posición cómoda y un un buen nivel de estabilidad. Alimento la recámara con un cartucho, subo a los máximos aumentos y la imagen de la diana aparece en la óptica. Disparo en tres ocasiones. Los impactos se agrupan a unos 3 cm a la izquierda del centro y a una altura correcta. Dudo en corregirlo, pero finalmente pregunto sobre las distancias de tiro que nos encontraremos y decido dejarlo así.
Wellcome to Zeiss Media Event
Del aeropuerto al hotel. Cambiarnos de ropa y, sin perder tiempo, al campo de tiro donde, tras comer en unas acogedoras casas de madera, nos metimos de lleno en tema. Licencia de caza alemana y guía del arma. Tras ello nos van entregando a cada uno la funda asignada y de allí a la galería de tiro. La toma de contacto pasa por la comprobación de la puesta a cero para, a continuación ,trasladarnos a la cancha de blanco movil. Desenfundo mi rifle y se me ilumina la cara. Me ha correspondido un R8 Professional Success Leather con inserciones de cuero en guardamos, pistolet y lomo del pistolet, en calibre .30-06 Sprgf. Sobre monturas Blaser la V8 de batida, la combinación de 1,1-8×30. A la entrada de la primera cancha nos van entregando a cada uno de nosotros una caja de balas RWS Evo de 184 grains. Y ahí estoy sentado en la mesa dispuesto a poner a prueba al magnífico equipo sobre una diana colocada a 100 metros. Los apoyos son sacas que permiten una posición cómoda y un un buen nivel de estabilidad. Alimento la recámara con un cartucho, subo a los máximos aumentos y la imagen de la diana aparece en la óptica. Disparo en tres ocasiones. Los impactos se agrupan a unos 3 cm a la izquierda del centro y a una altura correcta. Dudo en corregirlo, pero finalmente pregunto sobre las distancias de tiro que nos encontraremos y decido dejarlo así.

 

Toma de puntería Tras este primer contacto pasamos a la cancha de blanco móvil. La silueta de un jabalí atraviesa el tiradero a unos 50 metros de distancia. Bajo los aumentos del visor a 5x y enciendo el punto luminoso de la retícula. «Three, two, one», me canta el operario… pumba. Repito varias veces y aunque el rifle me queda un poco largo, enfundo el arma con la sensación de tenerlo todo bajo control. Es sencillo, un poco de método, paciencia para aguantar y disparar cuando hemos tomado correctamente la puntería en el morro de la pieza y el tiro llega a su sitio.
Toma de puntería
Tras este primer contacto pasamos a la cancha de blanco móvil. La silueta de un jabalí atraviesa el tiradero a unos 50 metros de distancia. Bajo los aumentos del visor a 5x y enciendo el punto luminoso de la retícula. «Three, two, one», me canta el operario… pumba. Repito varias veces y aunque el rifle me queda un poco largo, enfundo el arma con la sensación de tenerlo todo bajo control. Es sencillo, un poco de método, paciencia para aguantar y disparar cuando hemos tomado correctamente la puntería en el morro de la pieza y el tiro llega a su sitio.

 

Las especies a abatir, en detalle La meticulosidad alemana sorprende a quienes no estamos acostumbrados. Nos entregan a cada uno de los cazadores un pequeño libro donde se detalla todo lo que se puede cazar y lo que no. Dedicamos una hora a repasar cada especie, con las variables que las convierten en tirables. Finalmente, nos queda claro que podemos disparar sobre venados que no tengan palma, sólo dos puntas en la corona, ciervas y gabarras, corzas y crías, jabalíes a excepción de las hembras que encabezan la piara, un muflón macho grande por cazador y tejones, zorros, racoon dog y mapache. Está claro que la gestión de las alimañas es muy distinta a la nuestra. Lo decido al instante: de salirme caza, sólo dispararé sobre jabalíes, alimañas y muflón.
Las especies a abatir, en detalle
La meticulosidad alemana sorprende a quienes no estamos acostumbrados. Nos entregan a cada uno de los cazadores un pequeño libro donde se detalla todo lo que se puede cazar y lo que no. Dedicamos una hora a repasar cada especie, con las variables que las convierten en tirables. Finalmente, nos queda claro que podemos disparar sobre venados que no tengan palma, sólo dos puntas en la corona, ciervas y gabarras, corzas y crías, jabalíes a excepción de las hembras que encabezan la piara, un muflón macho grande por cazador y tejones, zorros, racoon dog y mapache. Está claro que la gestión de las alimañas es muy distinta a la nuestra. Lo decido al instante: de salirme caza, sólo dispararé sobre jabalíes, alimañas y muflón.

 

RWS participó en el evento con su EVO de 184 grains para el .30-06 Sprgf. Se trata del conocido proyectil soldado con caperuza de cobre tapando su nariz abierta. Expansiva y con alta capacidad para generar canales largos, prima la conservación de carne, algo a lo que no estamos acostumbrados en nuestro país. El cargador separable del R8 almacenaba cuatro cartuchos más el que alimentamos directamente en la recámara.
RWS participó en el evento con su EVO de 184 grains para el .30-06 Sprgf. Se trata del conocido proyectil soldado con caperuza de cobre tapando su nariz abierta. Expansiva y con alta capacidad para generar canales largos, prima la conservación de carne, algo a lo que no estamos acostumbrados en nuestro país. El cargador separable del R8 almacenaba cuatro cartuchos más el que alimentamos directamente en la recámara.

 

Una de las sorpresas de la jornada fueron los perros utilizados en la batida. Aunque había también algún jagd terrier en general la raza usada era el westfalen terrier. De tamaño y apariencia tanto en morfología como en tipo de pelo al jagd, su color es pardo claro con hocico negro y algunos reflejos en el lomo. Verlos cazar es un lujo, trabajando de nariz de forma eficiente, latiendo y siguiendo con una codicia digna de la mejor rehala. Y a las 8:30 de la mañana estábamos reunidos frente a un pequeño complejo dispuestos a recibir las indicaciones previas. La tradición germana y el respeto por nuestra afición marca el discurrir de la jornada. Primero, toque de trompas que sume en silencio a los participantes. Tras ello, la explicación del guarda mayor del coto, finalizando con la llamada que asigna a cada cazador a su postor y la salida en todoterreno hacia el cazadero.
Una de las sorpresas de la jornada fueron los perros utilizados en la batida. Aunque había también algún jagd terrier en general la raza usada era el westfalen terrier. De tamaño y apariencia tanto en morfología como en tipo de pelo al jagd, su color es pardo claro con hocico negro y algunos reflejos en el lomo. Verlos cazar es un lujo, trabajando de nariz de forma eficiente, latiendo y siguiendo con una codicia digna de la mejor rehala.
Y a las 8:30 de la mañana estábamos reunidos frente a un pequeño complejo dispuestos a recibir las indicaciones previas. La tradición germana y el respeto por nuestra afición marca el discurrir de la jornada. Primero, toque de trompas que sume en silencio a los participantes. Tras ello, la explicación del guarda mayor del coto, finalizando con la llamada que asigna a cada cazador a su postor y la salida en todoterreno hacia el cazadero.

 

Los batidores, en general, iban armados. Junto a escopetas y rifles, el arma corta era la opción elegida por muchos de ellos. La verdad es que sorprende ver a un perrero con un Colt Python del .357 Magnum al cinto. Está claro que vivimos en dos mundos distintos, mientras ellos dan por hecho que todo el mundo es responsable; nosotros tenemos que demostrar constantemente que no somos unos delincuentes.
Los batidores, en general, iban armados. Junto a escopetas y rifles, el arma corta era la opción elegida por muchos de ellos. La verdad es que sorprende ver a un perrero con un Colt Python del .357 Magnum al cinto. Está claro que vivimos en dos mundos distintos, mientras ellos dan por hecho que todo el mundo es responsable; nosotros tenemos que demostrar constantemente que no somos unos delincuentes.

 

Los puestos eran todos de torreta. El mío estaba en un gran claro en el medio de un monte de robles, muy abierto. A simple vista se veía todo muy tocado de los cochinos. Desde la torreta la visión era perfecta, con buen apoyo incluso si fuese necesario, amén de la ventaja que supone desde el punto de vista de la seguridad. Piensen que desde una torreta siempre dispararemos hacia abajo, garantizando que el proyectil se entierre en el terreno. La distancia máxima de tiro posible, unos 150 metros. Va discurriendo la batida con tiros desde el primer instante. Oigo ladras lejanas continuamente, pasándome algunas relativamente cerca, a la izquierda de mi puesto, sin dar la cara, tapándose por el monte vivero que ciega mi visual. En dos ocasiones intuyo pieza, en ambas fuera de tiro, sin ninguna posibilidad de lance. Está claro, la caza es caza, esa es su grandeza, “un día para el cazador y otro para la pieza”.
Los puestos eran todos de torreta. El mío estaba en un gran claro en el medio de un monte de robles, muy abierto. A simple vista se veía todo muy tocado de los cochinos. Desde la torreta la visión era perfecta, con buen apoyo incluso si fuese necesario, amén de la ventaja que supone desde el punto de vista de la seguridad. Piensen que desde una torreta siempre dispararemos hacia abajo, garantizando que el proyectil se entierre en el terreno. La distancia máxima de tiro posible, unos 150 metros. Va discurriendo la batida con tiros desde el primer instante. Oigo ladras lejanas continuamente, pasándome algunas relativamente cerca, a la izquierda de mi puesto, sin dar la cara, tapándose por el monte vivero que ciega mi visual. En dos ocasiones intuyo pieza, en ambas fuera de tiro, sin ninguna posibilidad de lance. Está claro, la caza es caza, esa es su grandeza, “un día para el cazador y otro para la pieza”.

 

Cuatro modelos componen la serie Victory V8. Al 1,1-8x30 le siguen por potencia los 1,8-14x50, 2,8-20x56 y el potentísimo 4,8-35x60. Todos comparten una rango de magnificación que multiplica por 8 los aumentos mínimos, haciéndolos tremendamente eficaces. El más pequeño, que nos ha traído a Laubach, nace para ofrecer una polivalencia extrema en batida y montería. Con un rango que va desde el 1,1x, es decir, desde la impresión visual del ojo desnudo, hasta los 8x, permite cubrir con absoluta capacidad cualquier circunstancia que el montero pueda encontrarse. Puestos muy cortos, de gateras, medios e incluso puestos largos, pueden ser resueltos con sólo girar el anillo del zoom. Piense que encendiendo el punto rojo y usando el mínimo de aumentos la sensación es similar a la de estar tirando con un punto rojo, si seguimos correctamente el método y tiramos con los dos ojos abiertos, claro está. Llegado el caso de tener que enfrentarnos a un puesto largo, sólo tendremos que subir hasta 8, así tiraderos superiores incluso a los 300 m deben convertirse sólo en un problema de la capacidad del tirador, sin espacio para echarle la culpa a la óptica. Sí, con 8 aumentos se puede tirar muy lejos, piense que hasta no hace tanto los visores de rececho tipo eran las combinaciones 2-8 o 3-9. Y es ésta, precisamente, la conclusión más importante que debe extraerse de este nuevo visor. Lejos de encontrarnos ante un visor sólo de batida, estamos ante un autentico todoterreno para el cazador práctico que, además de ser altamente eficaz para el tiro en movimiento, se convierte en una opción seria para quienes cacen siempre de día en cualquier modalidad y no estén dispuestos a jugársela con tiros al infinito.
Cuatro modelos componen la serie Victory V8. Al 1,1-8×30 le siguen por potencia los 1,8-14×50, 2,8-20×56 y el potentísimo 4,8-35×60. Todos comparten una rango de magnificación que multiplica por 8 los aumentos mínimos, haciéndolos tremendamente eficaces. El más pequeño, que nos ha traído a Laubach, nace para ofrecer una polivalencia extrema en batida y montería. Con un rango que va desde el 1,1x, es decir, desde la impresión visual del ojo desnudo, hasta los 8x, permite cubrir con absoluta capacidad cualquier circunstancia que el montero pueda encontrarse. Puestos muy cortos, de gateras, medios e incluso puestos largos, pueden ser resueltos con sólo girar el anillo del zoom. Piense que encendiendo el punto rojo y usando el mínimo de aumentos la sensación es similar a la de estar tirando con un punto rojo, si seguimos correctamente el método y tiramos con los dos ojos abiertos, claro está. Llegado el caso de tener que enfrentarnos a un puesto largo, sólo tendremos que subir hasta 8, así tiraderos superiores incluso a los 300 m deben convertirse sólo en un problema de la capacidad del tirador, sin espacio para echarle la culpa a la óptica. Sí, con 8 aumentos se puede tirar muy lejos, piense que hasta no hace tanto los visores de rececho tipo eran las combinaciones 2-8 o 3-9. Y es ésta, precisamente, la conclusión más importante que debe extraerse de este nuevo visor. Lejos de encontrarnos ante un visor sólo de batida, estamos ante un autentico todoterreno para el cazador práctico que, además de ser altamente eficaz para el tiro en movimiento, se convierte en una opción seria para quienes cacen siempre de día en cualquier modalidad y no estén dispuestos a jugársela con tiros al infinito.

 

El Zeiss V8 1,1-8x30 mide 30,3 cm y pesa 620 gramos en su versión con carril, 20 gramos menos en la que carece de él. El tubo central, que comparte con toda la serie, tiene un diámetro de 36 mm, inusualmente grande para lo que estamos habituados. Sobre el ocular aparece el mando de encendido y regulación de iluminación de la retícula, preciso y fácil de utilizar, contando además con sistema de automatismo de encendido al colocar el rifle en la posición de tiro. Me gustaría reseñar que recién entregado el equipo y sentado sobre la mesa de tiro me costó un poco conseguir enfocar correctamente la imagen. Finalmente, lo conseguí, pero he de admitir que tardé un rato. Es, digamos, muy sensible, y cuesta llegar a la posición correcta, algo que corroboré con los compañeros de otros países. No es un defecto, simplemente requiere de cierta habilidad, o mejor dicho, paciencia, para lograr adecuarlo a nuestro ojo correctamente.
El Zeiss V8 1,1-8×30 mide 30,3 cm y pesa 620 gramos en su versión con carril, 20 gramos menos en la que carece de él. El tubo central, que comparte con toda la serie, tiene un diámetro de 36 mm, inusualmente grande para lo que estamos habituados. Sobre el ocular aparece el mando de encendido y regulación de iluminación de la retícula, preciso y fácil de utilizar, contando además con sistema de automatismo de encendido al colocar el rifle en la posición de tiro. Me gustaría reseñar que recién entregado el equipo y sentado sobre la mesa de tiro me costó un poco conseguir enfocar correctamente la imagen. Finalmente, lo conseguí, pero he de admitir que tardé un rato. Es, digamos, muy sensible, y cuesta llegar a la posición correcta, algo que corroboré con los compañeros de otros países. No es un defecto, simplemente requiere de cierta habilidad, o mejor dicho, paciencia, para lograr adecuarlo a nuestro ojo correctamente.

 

El rifle sobre el que venía montada la V8 era un Blaser R8 Professional Success con inserciones de cuero en el lomo de la culata, guardamanos y pistolet. Compacto y bien equilibrado la posición muy baja del visor permitía un encare muy rápido y un seguimiento preciso de la pieza en movimiento, como pude comprobar tirando sobre silueta a pesar de quedarme un poco largo. A ello ayuda el gran campo visual que nos entrega el visor, enorme, facilitando la captura y seguimiento en terreno sucio. El retroceso con la RWS EVO era suave, la repetición rápida. El disparador seco, sin ningún tipo de arrastre y con muy poco peso. Su combinación de colores, como pueden ver, espectacular.
El rifle sobre el que venía montada la V8 era un Blaser R8 Professional Success con inserciones de cuero en el lomo de la culata, guardamanos y pistolet. Compacto y bien equilibrado la posición muy baja del visor permitía un encare muy rápido y un seguimiento preciso de la pieza en movimiento, como pude comprobar tirando sobre silueta a pesar de quedarme un poco largo. A ello ayuda el gran campo visual que nos entrega el visor, enorme, facilitando la captura y seguimiento en terreno sucio. El retroceso con la RWS EVO era suave, la repetición rápida. El disparador seco, sin ningún tipo de arrastre y con muy poco peso. Su combinación de colores, como pueden ver, espectacular.

 

Finalmente son unas sesenta las piezas cobradas, destacando sobre todas, por el número, los jabalíes, incluyendo entre ellos algún ejemplar híbrido. No se cobra ningún muflón ni ningún venado, supongo que la dificultad para encontrar la pieza que cumpliese con los requerimientos apartaría a los cazadores de la idea de tirarlos.
Finalmente son unas sesenta las piezas cobradas, destacando sobre todas, por el número, los jabalíes, incluyendo entre ellos algún ejemplar híbrido. No se cobra ningún muflón ni ningún venado, supongo que la dificultad para encontrar la pieza que cumpliese con los requerimientos apartaría a los cazadores de la idea de tirarlos.

 

En el patio central del Castillo de Laubach, sobre hojas de pino, son perfectamente dispuestas todas las piezas abatidas. En las cuatro esquinas del conjunto que forman, antorchas que rompen la total oscuridad. A un lado diez cazadores con sus trompas, al otro el guarda mayor y un niño que sujeta una antorcha. En el más absoluto de los silencios resuena, sobrecogedora, la música por las piezas abatidas. Luego se va entregando, a cada uno de los cazadores que ha tenido fortuna en sus lances, hojas de pino como premio de reconocimiento y respeto. Es otra forma de vivir la caza, abierta, respetuosa, admirada, incluso, por los ciudadanos que participan y disfrutan del acto.
En el patio central del Castillo de Laubach, sobre hojas de pino, son perfectamente dispuestas todas las piezas abatidas. En las cuatro esquinas del conjunto que forman, antorchas que rompen la total oscuridad. A un lado diez cazadores con sus trompas, al otro el guarda mayor y un niño que sujeta una antorcha. En el más absoluto de los silencios resuena, sobrecogedora, la música por las piezas abatidas. Luego se va entregando, a cada uno de los cazadores que ha tenido fortuna en sus lances, hojas de pino como premio de reconocimiento y respeto. Es otra forma de vivir la caza, abierta, respetuosa, admirada, incluso, por los ciudadanos que participan y disfrutan del acto.

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Visor Swarovski Z8i, magia austriaca para la caza

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La carrera por el desarrollo de nuevos productos es un continuo hervidero donde nadie quiere quedarse atrás. En ocasiones se trata simplemente de pequeñas modificaciones; en otras, de pasos que marcan distancia.

Después del paso adelante que significó la Z6, su competidor histórico contraatacó con un impulso técnico más. Era, entonces, obligado el esfuerzo para mantener esa tensión técnica, siendo en este caso, además, sorprendente por la capacidad mostrada para crear en unas condiciones físicas tan extremas. Sí, amigo, sí, eso es lo más sorprendente de todo, haber sido capaces de conseguir un zoom real de 8 dentro de un contenedor convencional, dentro de un tubo de 30 milímetros.

Para que usted entienda un poco lo que trato de decirle, quédese solo con la idea de que la herramienta encargada de hacer esa multiplicación es un pequeño cilindro con lentes a los extremos, embuchado dentro del tubo del visor. A modo de tornillo, esas lentes se acercan más o menos entre sí, convirtiendo ese movimiento que modifica la distancia entre ellas en más o menos aumentos.

El problema es estrictamente físico, simplemente, ante la imposibilidad de conseguir meter en un contenedor tan pequeño el cilindro con el grupo de lentes, que a mayor magnificación deberán ser más o tener mayor distancia ente ellas.  Y ahí nace la magia del Tirol, por algo a los alumnos de la escuela de formación profesional que cursan sus estudios dentro de la fábrica de Absam, les piden, como trabajo de fin de curso del primer año, un reloj de pared. De nuevo está servida la polémica; de nuevo, la pregunta de siempre: y, usted, ¿con cuál se quedaría? 

Texto y fotos: Miguel Coya [apuntomuichelcoya@gmail.com]

Cuatro son las combinaciones con las que se ha lanzado al Z8i: 1-8×24, 1,7-13,3×42 P,2-16×50 P, 2,3-18×56 P, que a poco que prestemos atención a su nivel de aumentos, caeremos en la cuenta de su enorme versatilidad.
El 1-8×24 es un visor que ellos indican para batida y montería, aunque realmente estamos ante un fantástico todoterreno capaz de servirnos para cubrir prácticamente cualquier situación de caza, tanto en acoso como en rececho, a excepción de horas críticas de luz y muy larga distancia. Como ventaja añade un enorme campo visual que a 1x llega a los 42,5 metros a los 100, acercándose al encender la retícula en este rango a los puntos rojos. Girado el zoom al máximo, a los 8x, podremos enfrentarnos a los lances que incluso superen los 300 metros. Su longitud es de 30,1 centímetros.
Siguiendo el orden de menor a mayor, el 1,7-13,3×42 P es un potente visor donde sorprende el número al que llegan los aumentos tope, motivado por esa exactitud en la multiplicación por 8, donde, lógicamente, no están los decimales. Su campo de aplicación mejora la horquilla del anterior, con mayor capacidad en tiros muy lejanos, conteniendo su peso por la adopción de ese objetivo de 42, sin duda, una buena opción de montaña. Longitud: 33,6 cm.
El 2-16×50 P es un auténtico todoterreno que nos servirá tanto para caza en batida a muy corta distancia como para el rehecho a la más larga. Cuenta, además, con un objetivo de 50 suficiente para entregarnos toda la luz necesaria en amaneceres y atardeceres. Su longitud es de 35,6 cm.
Finalmente, el grande de la serie, el 2,3-18×56 P, es un potentísimo visor que mejora incluso las prestaciones del anterior, tanto para recechos como para esperas, sumando eso sí, mayor peso y longitud, midiendo 36,4 cm.
Recuerdo que durante la presentación me sorprendió que fuese ésta la combinación de mayor rango, muy cercana a la anterior, sobre la que destaca fundamentalmente por su mayor diámetro. Pregunté entonces a Xavi si estaba previsto el lanzamiento de alguna combinación mayor, a lo que me contestó que no, decididos a que cubriesen ese tramo los recientes visores, también, X5.

 

A simple vista, a excepción de su impecable acabado, no sorprende nada en este nuevo visor. Ése es el gran logro del Z8i, haber conseguido realizar un zoom de 8 sin haber tenido que modificar el tamaño del tubo. Las ventajas que cuelgan de este logro no solo son estéticas, como consecuencia de su línea estilizada que no rompe la línea, mucho más importantes son la oferta en montajes disponibles, casi para cualquier arma, y sobre todo la contención del peso final. Este último dato debe ser leído con la gran importancia que tiene, permitiendo conjuntos equilibrados, livianos y potentes, a la vez. Los cuatro modelos lanzados mantienen el tubo de 30 mm, contando así mismo con la opción de carril SR. El peso de los 1-8×24 es de 535 gramos con carril y 515g sin él. El de los 1,7-13,3×42 P es de 635 g y 620 g. Los 2-16×50 P pesan 690 g y 675 g, siendo el de los 2,3-18×56 P de 740 g y 725 gramos.
Swarovski ha hecho un esfuerzo importante en la mejora ergonómica del Z8i respecto a modelos anteriores. Sobre el ocular se dispone la unidad de iluminación con botones de grandes dimensiones, habiendo conseguido en esta ocasión que sea más plana, más pequeña, más disimulable, más cercana a un visor que carezca de ella.

 

Durante toda la presentación Xavi Esteller hizo especial hincapié en la mejor óptica lograda.
Conseguir mayor nitidez dentro de una gama de productos, ya de por sí sobresaliente, es, de nuevo, todo un logro que mejora, incluso, la capacidad para capturar pieza. La verdad es que el contacto con los Z8i fue breve, pero sí recuerdo lo fácil y, sobre todo, cómodo.

 

Esta vez, sin embargo, Swarovski ha querido añadir un nueva opción, una auténtica novedad que recuerda al paso dado con el STR-80. Se trata de la inclusión de la retícula Flexchange, simplemente, la opción de contar con dos retículas en una. Partiendo de la base de la 4A-I, una simple retícula nº 4 iluminada, el mando superior, con solo pasar el botón, enciende un anillo rojo convirtiéndola en la 4A-IF, una creación de la propia marca para monterías y batidas. Entiendo, conociéndola ya hace mucho tiempo, que se haya optado por esta combinación, pero me extraña que no aprovecharan para dar un asalto en serio a los puntos rojos. Si en vez de encender la nueva retícula hubiesen apagado los postes de la 4, tendríamos un solo nodo iluminado que, a un rango de magnificación de 1x, acercaría muchos visores a puntos rojos. Aun así, esta claro que estamos ante un avance importante que mejorará la eficacia del montero en puestos cortos y lances apurados.
Entre las novedades que aglutina el Z8i está la opción de la nueva torreta balística.

 

Se trata de la denominada BTF, que nos da una altísima capacidad de personalización. Fácilmente desmontable, solo necesitaremos de la punta de un objeto punzante –sirve, por ejemplo, la punta de un bolígrafo– para separarla del visor, pudiendo utilizarse para corregir caídas colocada como torreta superior o para corregir deriva por viento e, incluso, medir distancias, colocada como torreta.

 

Piense que es tan sencillo su cambio que la idea es compensar justo en los instantes anteriores al lance, con esta única torreta, tanto la trayectoria en vertical como en horizontal. Para la adaptación a nuestros requerimientos cuenta con cuatro anillos con número a los que podremos añadir otros dos anillos marcados únicamente con un punto.

 

A ello se suman otros dos anillos ramificados con números y rayas, tanto para altura como para deriva.

 

Finalmente, la marca ofrece la posibilidad de suministrar una torreta personalizada, la denominada PBR, realizada de acuerdo a los datos suministrados por el usuario de su cartucho y carga, conseguidos a través del programa balístico de la marca.

 

A la derecha del visor aparece en los cuatro modelos la torreta compensadora del paralaje. Aunque, en general, todos los visores están compensados para distancias de 100 metros, para distancias mayores o utilizando muchos aumentos, más de 10 o 12, lo ideal es ajustarlo siempre.

 

Por último, entre los complementos posibles del Z8i se encuentra una ‘cola de gato’ para el rápido cambio de aumentos y los protectores oculares con cierre magnético, detalles que hacen más fácil la manipulación del visor con un alto grado de protección y ergonomía.

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Breves apuntes sobre el rifle de montaña

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Siempre pasa igual. De camino al cazadero salen las inevitables preguntas sobre la calidad de los trofeos, las distancias de tiro, piezas y lances pasados. Raro es el cazador que no deja claro, en esos momentos previos, sentados en la comodidad del vehículo, su decisión firme de tirar sólo a un gran trofeo: «¡¡De oro para abajo, nada de nada!! ¡¡De oro para abajo, yo no tiro…!!».

Dos son las corrientes en rifles de montaña: el clásico aligerado y el que bebe de las fuentes de la modernidad, echando mano de los materiales de última generación para conseguir armas muy ligeras y eficaces. En una mano, el Savage 11/111 Lightweight Hunter; en la otra, el Sako 85 Carbonlight.

Parar el todoterreno, poner las botas en el suelo y acometer la primera peña, acaban en un instante con la férrea pretensión, comenzando a servir casi todas las piezas que vamos viendo. Nuestro cuerpo se resiente y el cerebro pide acabar con el sufrimiento lo antes posible. Y es que la montaña es el reto por sí misma. A la dificultad de la pieza se une ahora algo tan evidente como llegar allá arriba, donde viven, con la obligación de superación personal que convierte a la modalidad en la reina de los recechos. Condición física debe ir unida a una no menor estabilidad mental, capaz de superar en ocasiones esa lucha interna para no abandonar.

El cazador de montaña sabe que en esa constancia recae precisamente el éxito y, por ello, la elección del equipo debe ser hecha con total meticulosidad. Todo lo superfluo sobra, es peso, es lastre que nos aleja del objetivo marcado. Cuantas veces, en plena subida, con la mochila y el rifle que parece que nos entierran en cada paso, repasamos todo aquello que sobra, comenzando, cómo no, por el arma elegida. Será éste, precisamente, el tema de estas letras de hoy, un recorrido por el rifle de montaña, sus características deseables, aquellas premisas que hacen de él un arma distinta pensada especialmente para generarnos sólo el sufrimiento justo, entregándonos todas las prestaciones necesarias.

¿Que debe tener un rifle de montaña?

El perfecto rifle de montaña debe ser ligero y suficientemente preciso, potente y tenso…, nada más y nada menos. No hablaremos en esta ocasión, sin embargo, de cartuchos, es tema para otras notas. Recapitulemos, por tanto, un instante sobre lo dicho en estas pretensiones y verá como realmente lo único que estamos pidiendo es poder llegar, primero, hasta el cazadero y, luego, hasta la pieza.

La caza de montaña es un rececho puro, su desenlace debe ser en forma de pocos tiros y precisos, con tiempo generalmente para apuntar con toda precisión. Aquí sobran las capacidades de repetición, de captación de puntería, el poder de parada. Estamos ante la modalidad, junto al varmint, más cercana al tiro de precisión, más técnico, con la salvedad de una previsible ‘paliza’ antes de llegar a meter la pieza en la cruz.

Un rifle de montaña puede ser simplemente un estándar aligerado. Como norma general, el rifle de montaña debe estar entre los 3,5 a los 4 kilos con visor, dependiendo fundamentalmente del cartucho recamarado. Uno de mis habituales, este Blaser R93 Luxus .300 Weatherby Magnum, está precisamente ahí mediante una customización que sólo ha restado peso tocando en zonas puntuales. Se pueden conseguir de este modo dos ventajas fundamentales: por un lado, esa mejora en el peso; por otra, personalizar incrementando la adaptación del arma a nuestro físico.

Ello deja claro los sistemas, reduciéndolos fundamentalmente a dos: cerrojos y monotiros, ambos capaces de ofrecer potencial precisión con las premisas físicas necesarias. El tiro será en muchas ocasiones lejano; en otras, con un gran ángulo vertical, poniendo al cazador frente a un nuevo reto: su capacidad técnica.

Pero hoy no estamos hablando de trigonometría ni gravedad, hoy tocan sólo rifles y visores. Surgen, entonces, lo que podríamos definir como las dos corrientes fundamentales en el rifle de montaña, la clásica y la moderna, diferenciación fundamental en base a sus materiales y diseño.

Antes de acometer cada una de ellas no está de más diferenciar la idea de compacto, modelos que pueden servirnos, pero que, estrictamente, no son rifles de montaña. ¿Por qué? Por la longitud del cañón. ¿Ha visto cómo nunca hasta ahora he hablado de tamaño? Efectivamente, ésa es la diferencia. Peso y longitud, en este caso, son dos características que no tienen por qué ir unidas. Los clásicos compactos, scout y stutzen, son rifles con cañones muy cortos. Algunos de ellos, con tubos dentro de lo aceptable para sacar un buen rendimiento, pueden ser utilizados, manteniéndose sólo dentro de la categoría si conservan la ventaja de la ligereza. Me refiero con ello a algunos ultraligeros, rifles cortos que han sido trabajados para eliminar todo el peso posible, armas que no debemos confundir con las diseñadas para batidas y recechos en monte cerrado.

¿Qué defino como corriente clásica? Aquellos rifles de madera y acero que consiguen ligereza a base de robar material, diseños que no se apartan excesivamente de lo que podría ser un rifle para este cometido realizado en los años sesenta. Culatas estilizadas, tubos muy finos, incluso con esqueletizaciones de la acción. ¿Un ejemplo?: el Winchester 70 Featherweight e, incluso, su versión compacta. Evidentemente, a poco que se mire el modelo amado por Jack O´Connor, uno encuentra la notable diferencia que existe entre este tipo de armas y los actuales realizados en sintéticos e inoxidables.

Aunque solemos acotar como especies de alta montaña a rebecos, machos monteses y arruís, podemos acabar por enfrentarnos en este medio a venados, muflones, gamos, corzos e, incluso, jabalíes. En la fotografía, un buen equipo de alta montaña, potente y muy ligero, el Heym SR 21 Concord. Observe su cañón acanalado y la estilización en la caja. Sin duda, un buen exponente de las líneas clásicas que me dio un gran rendimiento sobre venado cantábrico de montaña.

Así es, la segunda de las tendencias se sumerge de lleno en la modernidad, echando mano para su realización de un universo de materiales resistentes y ligeros, capaces de conformar armas que se amoldan a la perfección al trabajo en la montaña sin tener que renunciar a tubos muy largos. Sintéticos, fibras de carbono, inoxidables, titanio, flotados, consiguen parir armas ligerísimas capaces de entregarnos toda las prestaciones de la que son capaces los cartuchos que las recamaran. Es innegable que la lucha es cuando menos complicada, pues, siendo sinceros, el romanticismo se espeta de frente contra la eficacia.

Falta todavía un complemento que viene a inclinar más a balanza. Sume a ello los visores actuales con torretas balísticas e, incluso, con calculadores y compensadores integrados, y convertiremos en un principio el combate en un abuso, al menos desde la perspectiva de la eficacia. ¡Quieto, quieto! Se nos olvida el deportista, se nos olvida que no siempre tiramos a 450 metros; de hecho, muy pocas veces realizamos esta clase de disparos.

Hace poco realizaba una prueba que algunos de han leído ya. Aún trabajando en aquella ocasión con sintéticos, emulaba de alguna manera las dos corrientes, un sencillo .308 Winchester con una 3-9×42, frente a toda una bestia, un .30-378 Weatherby Magnum con una 6-24×56. Acabé tirando con el primero a algo más de 300 metros con un resultado absolutamente demoledor, evidenciando que, en la gran mayoría de las ocasiones, con un rifle sencillo y medio, podemos enfrentarnos hasta ese rango de distancias sin mayores problemas. ¿Qué necesitaremos?: regular bien el rifle, conocer lo que traemos en las manos, y hacer correctamente lo que nos toca: apuntar. Hombre, está claro que usando un moderno ultraligero en 6,5-300 Weatherby Magnum con cañón de 26″ y un supervisor, también debería haber cobrado aquella rebeca sin problemas, pero no deja de ser reseñable que no necesite nada más que un sencillo B14 con puntas Evo Green de 136 grains. ¿Ambigüedad? No, sólo un intento por poner los pies en el suelo, por no perdernos únicamente en cifras y catálogos, la caza es caza y así debe ser. Técnica sí, pero caza, también, ¡siempre!

Texto y fotos: Miguel Coya [apuntomuichelcoya@gmail.com]

Es fácil confundir stutzen, compactos y scout con rifles de montaña. Aun pudiendo amoldarse en ocasiones, en general son realmente armas para monte cerrado, donde su pequeño tamaño nos permiten mayor movilidad. Siempre que su cañón sea lo suficientemente largo para sacar las prestaciones del cartucho y su peso podamos englobarlo dentro de los ligeros, formará parte de lo considerado como rifle de montaña. En este caso, estamos ante un clásico, un Steyr Mannlicher Stutzen .270 Winchester.

 

Son los monotiros, junto a los cerrojos, los sistemas óptimos para esta modalidad. La ligereza conseguida, poder optar a una longitud máxima de cañón manteniéndose pequeños o la facilidad para poder transportarlo desmontado, consigue llenar las aspiraciones del recechista de montaña más exigente. Piense que un rifle como el mostrado, un Blaser K-95 Luxus .270 Winchester, con un cañón de 60 cm, pesa 2,650 kilos, aceptando un visor grande como este V8 2,8-20×56 sin convertirse en un arma pesada ¿Sabe cuánto pesa montado así? Sólo 3,650 kilos. A pesar de ser poder ser los monitores basculantes muy precisos, nunca olvide que desde el punto de vista técnico el cerrojo lo es más, la rigidez impone su ley.

 

Junto a mi amigo David Casillas Sunyer, un gran especialista en sarrios, puse a prueba al Bergara B14 Hunter en .308 Winchester. Dotado de un visor universal 3-9×42, demostró ser capaz de abatir limpiamente a más de 300 metros, simplemente con una ligera corrección a ojo. Demuestra el ejemplo como la posibilidad de rifles sencillos y ligeros, que aun siendo sintéticos, como en este caso, guardan dimensiones de clásico aligerado, pueden cubrir sobradamente la mayoría de las situaciones de caza en montaña.

 

Junto a mi amigo David Casillas Sunyer, un gran especialista en sarrios, puse a prueba al Bergara B14 Hunter en .308 Winchester. Dotado de un visor universal 3-9×42, demostró ser capaz de abatir limpiamente a más de 300 metros, simplemente con una ligera corrección a ojo. Demuestra el ejemplo como la posibilidad de rifles sencillos y ligeros, que aun siendo sintéticos, como en este caso, guardan dimensiones de clásico aligerado, pueden cubrir sobradamente la mayoría de las situaciones de caza en montaña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tres estilos del rifle de montaña: el clásico aligerado Savage 11/111 Lightweight Hunter, el nuevo sintético ligero Tikka T3x Lite y el inoxidable acanalado con culata de carbono Sako 85 Carbonlight. Los tres cuentan con cargador de petaca y anillas portafusil desmontables. Las culatas no cuentan en ningún caso con montecarlo, tienen el lomo recto con una leve carrillera, casi imperceptible, sólo en los sintéticos. Los tres tienen grandes flotados entre cañón y guardamanos, con disparadores regulables directos. La diferencia entre las longitudes de cañón va vinculada tanto a los cartuchos que recamaran como a la forma de conseguir ligereza. El clásico aquí, representado por el Savage, echa mano de un tubo muy fino que contrasta con los de los finlandeses Tikka y Sako.

 

De estética imponente, el Sako 85 Carbonlight es un ejemplo de todo lo que se espera de un rifle moderno de montaña. En esta ocasión, recamarado para el .300 Winchester Magnum, monta un tubo inoxidable flutted de 62 cm sin elementos de puntería, al que añade un freno de boca que, como pude comprobar, endulza su retroceso. La acción es también de acero inoxidable, con disparador directo, existiendo la opción de montar un pelo francés.

 

La culata es una estilizada caja de fibra de carbono, diseñando una culata con lomo recto y rebajada por su parte inferior. Es un rifle muy ligero, pero grande: mide 121 cm.

 

Sobre él viene montada la estrella de Burris, la Laserscope Ballistic III, un novedoso visor que integra telémetro, programa balístico y retícula iluminable. El avance es, precisamente, que el nodo iluminado varía su posición en función de la distancia donde estemos apuntando, compensando la caída del proyectil. Tan sólo tendremos que elegir nuestra carga o definirla mediante velocidad y coeficiente balístico, personalizando el programa con ella. Tras reglar a 100 metros correctamente el visor, en cada medida el punto aparecerá movido sobre el poste vertical, compensando la diferencia de trayectoria. El modelo recibido es el más potente de los dos ofrecidos, el 4-16×50. Sobre el objetivo se encuentra el compensador del paralaje. Sin duda, un equipo top dentro de lo ofrecido para cazar en montaña a larga distancia.

 

El Tikka T3x Lite es novedad de la marca finlandesa. A medio camino entre lo dos anteriores, suma una culata sintética y un cañón bastante grueso de 62 cm, perfecto para trabajar al .270 WSM.

 

La culata tiene lomo recto e insignificante carrillera, moldeteándose en guardamos y pistolet, ambos intercambiables para mejorar el ángulo según nuestras manos. El cargador es separable, de plástico de alto impacto muy ligero. La longitud total es 113 cm.

 

Sobre monturas Optilock un visor Steiner Range 3-12×56. Está claro que tanto en este equipo como en el Savage la óptica va sobrada de objetivo. Sería mucho más recomendable haber montado una que, manteniendo la combinación de aumentos, tuviese menor campana, 40 o 42 sería suficiente. Así, rebajaríamos el peso 150 o 200 gramos. De todas formas la elección hecha, sin rebasar el límite de peso deseable en el conjunto, oferta unas cualidades todoterreno mucho mayores, ideales también para esperas y recechos al amanecer y atardecer.

 

Probado en campo de tiro, la promesa de Sub-Moa del fabricante no defraudó. La fama de precisos de los Tikka es una realidad.

 

El Savage 11/111 Lightweight Hunter es todo un descubrimiento que sorprende por su ligereza.

 

Sencillo y eficiente, monta un tubo de sólo 51 cm, algo corto, en el límite de lo admisible como rifle de montaña. Su grosor es mínimo y está completamente flotado. El disparador es el conocido Accutrigger.

 

La acción está esqueletizada, rebajando material en los laterales para aliviar peso. Con la misma pretensión el cuerpo del cerrojo se ha rebajado en ranuras helicoidales, finalizando el trabajo de aligerado tocando la madera con ranuras en la parte inferior del guardamanos.

 

Un vistazo al perfil de la culata nos muestran línea clásica en nogal americano, lomo recto sin carrillera y pistolet bastante tendido.

 

Sobre raíl tipo Picatinny y monturas Warne, un sencillo visor BSA Advance 2,5-10×56 con retícula iluminada. Sin duda, un conjunto eficaz y sencillo, una apuesta por el arma del cazador.

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Proyectiles sólidos, o FMJs o Full Metal Jacket, para los más grandes

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Nos referimos a ellas casi indistintamente como proyectiles sólidos o FMJs o Full Metal Jacket. Estamos hablando de balas destinadas a proporcionar una penetración profunda, en línea recta, en las especies de caza más grandes de la tierra. Algunas son verdaderamente ‘duras’, hechas de aleación homogénea y, a veces, literalmente, torneadas a partir de latón… Aunque las balas expansivas monometálicas, tales como Barnes TSX y Hornady GMX, son duras también. Por el Convenio de Ginebra, todas las balas militares son FMJs, al igual que las balas de competición… pero éstas no están hechas para penetrar en el cráneo de un elefante.

Del .375 al .500

Se las puede llamar como se quiera, pero lo que realmente queremos decir es que no son balas expansivas diseñadas para atravesar cualquier resistencias a su paso. Con todas las magníficas balas de caza que hay hoy en día, los argumentos se centran en cuánto se expande una bala, cuánto peso de carga conserva y qué forma tienen cuando se recuperan. Para la caza peligrosa lo ideal es todo lo contrario a esto: cuando la bala se recupera del cuerpo del animal debe estar impecable, no haber perdido su forma.

Eland abatido por el autor con una bala sólida Hornady DGS en Mozambique.

Una bala sólida normalmente tiende a no deformarse al impactar sobre el blanco, trata de seguir su trayectoria y suele atravesar las partes duras del objetivo, procurando salir. Eso sería lo ideal en un proyectil sólido.

En mi ‘caja’ de balas ya disparadas encontré 30 proyectiles recuperados de cacerías. No son  muchos en el transcurso de treinta, y pico, años, pero muchos disparos tenían salida… y, además, ¿sabéis lo que cuesta recuperar las balas en los animales realmente grandes? Las ordené, y aunque sin recurrir al micrómetro en ellas, en caso de necesidad hubiese podido recargar 18 de las 30. Las otras 12 estaban un poco deformadas, y varias balas con núcleo de plomo tenía parte del núcleo algo separado de la base. Es de destacar que, a pesar de la deformidad, todas las puntas estaban intactas, ¡y es  precisamente la punta lo más importante a la hora de penetrar en el animal!

Estas 30 balas van desde el calibre .375 hasta el calibre .500, e incluyen varias marcas y la mayoría de los modelos (acero encamisado, monometálica, cobre pesado o de bronce encamisada, etcétera…). ¡Curiosamente, en ambos grupos, los que quedaron perfectos y los que no, influyen los diferentes modelos de fabricación!

Hay tres cosas que señalar. Primero, hay que indicar que todas las balas hicieron su trabajo, ya que todas fueron recuperadas de animales cazados. Segundo, lo que hace exactamente una bala en su entrada, marca una gran diferencia. Y, tercero, la velocidad de impacto. Al igual que pasa con las balas expansivas, una sólida no tiene que terminar perfecta para haber hecho un buen trabajo… aunque sería lo ideal.

Elefante del Caprivi también cazado con una bala sólida, en este caso una .416 Rigby, Breakaway de 400 grains.

Cuando disponer, realmente, de una bala dura

En la caza actual el requisito, imprescindible, principal de un proyectil sólido es que sirva para la caza del elefante. Las balas expansivas de hoy día son muy buenas, y sus fabricantes se enorgullecen de ello. Durante años he escuchado a varios fabricantes decir que sus balas expansivas son lo suficientemente resistentes para los elefantes, y conozco un par de cazadores que lo han intentado y se han salido con la suya. Yo no lo he probado… y no tengo ningunas ganas de hacerlo, pero a día de hoy tenemos balas expansivas suficientemente resistentes, que probablemente funcionarían bien en los tiros al codillo y tal vez en la sien.

Esto plantea problemas, y tira por tierra un siglo de conocimientos basados en la experiencia. En la caza de elefantes de hoy día, a menudo hay que acercarse mucho para juzgar adecuadamente el marfil. Incluso si la caza es para conseguir carne o para PAC (control de animales problemáticos), hay que acercarse  mucho para estar seguro de que se tiene al animal correcto en el punto de mira. Acercarse es bueno, pero mientras intentas hacerlo sigilosamente, hay una altísima probabilidad de que el elefante detecte nuestra presencia y desencadene un enfrentamiento. Ése es el momento justo para hacer un buen tiro a la región frontal del cerebro, o nada… Una bala sólida es la opción más acertada y fiable para tirar elefantes, ofrece la única oportunidad de conseguir atravesar la masa, en forma de panal de abeja, del hueso frontal del cerebro.

Balas sólidas deformadas.

No lo tengo tan claro para hipopótamos y rinocerontes. El hipopótamo es un animal enorme, pero su cráneo es frágil y puede ser penetrado por una bala explosiva de un calibre bastante ligero. Los disparos al cuerpo ya son diferentes. Si se dispara al cuerpo, el hipo es una increíble esponja gigante para las balas. Para tirar en el agua, me gustaría recomendar una bala explosiva dura para el primer disparo, seguido por una sólida. En tierra, ¡siempre sólidas!

De siempre, cuando se cazaba mucho el rinoceronte, los proyectiles sólidos eran lo que se usaba… pero eso fue antes de que apareciesen las increíbles balas expansivas que tenemos hoy. Ahora que lo pienso, cacé mi primer y único rino  cuando el tema estaba en pleno debate. ¡Y usé balas sólidas! Estoy seguro de que hoy tenemos balas expansivas que podrían hacer el trabajo. Por otro lado, para los pocos que tenemos la oportunidad, que es más o menos una en la vida, ¿por qué asumir riesgos innecesario? Yo voto por balas sólidas.

Y en cuanto a los búfalos…

Empecé cazando en África en un momento en el que las balas expansivas generaban todavía mucha desconfianza. La mayoría de los cazadores profesionales africanos (PHs)  insistieron en usar solamente proyectiles sólidos para los búfalos, y bastantes de ellos las recomendaban también para el eland. Las cosas han cambiado. Las balas expansivas son mucho mejores hoy, y los cazadores africanos lo saben. Respaldado por algunas encuestas que he hecho, la mayoría de PHs de hoy día recomiendan balas expansivas para cazar búfalo… ¡al menos para el primer disparo!

Para los búfalos heridos el autor recomienda siempre utilizar balas sólidas para su remate.

Por cierto, las balas sólidas también han mejorado. La encuesta más reciente que hice, en 2007, concluyó que un buen número de PHs temen las balas sólidas, especialmente en las manadas de búfalos, debido al riesgo de que atraviesen. Sin embargo, estas balas no están para nada en desuso para cazar búfalos. Muchos PHs recomiendan una bala explosiva para el primer disparo, respaldado por una sólida, y otros prefieren las balas expansivas en los disparos en manadas, pero sólidas para machos solitarios, donde no es problema que la bala atraviese.

Estoy convencido de que las balas expansivas actuales son muy capaces de detener cualquier carga de un búfalo… pero ése no es el objetivo. Después del primer disparo, un búfalo es poco probable que cargue. Es mucho más probable que se aparte de la manada y busque refugio en la maleza; si hay oportunidad de rastrearlo, a pesar de mi confianza en las balas expansivas modernas, para un búfalo potencialmente herido, prefiero rematar con balas sólidas. Cuando se detecta un búfalo herido, quieres disparar, sin importar el ángulo, ya que el objetivo es recuperar el animal antes de perderlo o que perjudique a alguien, por lo que se acaban las sutilezas. Una buena bala sólida penetrará en los órganos vitales desde cualquier ángulo… y también detendrá una carga si llegase a ser necesario.

Por si las moscas…

Toda mi vida he escuchado que se usan sólidas para cazar los antílopes más pequeños, para aprovechar al máximo la carne. Es totalmente cierto. En el antílope pequeño una bala sólida de .375, con 300 grains es realmente decisiva, y hace poco daño. Siguiendo este consejo, las he llevado muchas veces… pero a menudo no ha funcionado. Siendo realistas, si un steenbok o un duiker se pone a tiro generalmente no hay tiempo para colocar un cartucho diferente y, con demasiada frecuencia, la oportunidad de disparo se perderá mientras andas rebuscando a tientas. Pero si tiene la oportunidad de hace un safari sólo para cazar antílopes, entonces… considere usar balas duras.

Un consejo: asegúrese de que agrupa, como con sus balas expansivas, por lo menos a cien metros. El problema es que, con los antílopes más pequeños, se necesita más precisión. Cuando cazas búfalo o elefante, realmente no importa si la bala agrupa cinco centímetros por debajo a los 100 metros… pero en un dik dik eso puede ser decisivo.

Grupo de balas sólidas recuperadas de animales abatidos.

Hace tiempo que nadie recomienda cazar el eland con balas sólidas; sin embargo, a día de hoy, sí tendré una bala sólida en la parte inferior de mi cargador mientras esté cazando el mayor de los antílopes. Hace unas semanas, en la costa de Mozambique, hicimos un largo rececho en abierto y lo más cerca que conseguimos ponernos fue a 300 metros. El primer disparo parecía bueno, pero el macho se dio la vuelta y se dirigió a la maleza. El segundo disparo lo fallé, lo que hizo que la siguiente bala que me quedaba por disparar fuese la sólida. Le pegué en la cadera izquierda y la Hornady DGS salió por delante del hombro derecho. ¡No hubo que rastrear!

Hay situaciones en África, donde puede usar balas sólidas como cuestión de seguridad… sin importar qué estás cazando. En todo territorio de elefantes, su PH va, probablemente, armado sólo con balas sólidas, la seguridad es primoridal. ¡Para las  zonas boscosas, todo el mundo lleva balas sólidas! Por supuesto, siempre se trata de evitar encuentros con elefantes, pero a veces las buenas intenciones fallan. Mis dos bongos fueron cazados con balas sólidas porque había un montón de elefantes en la zona. Por supuesto, fue una gran suerte al tratarse del antílope más pequeño de la selva.

¿Cuál elegir?

Hipopótamo cazado también con balas sólidas. Boddington prefiere, para tirar en el agua, una bala explosiva dura para el primer disparo, seguido por una sólida. En tierra, siempre sólidas.

Después de un siglo de desarrollo balístico por un mercado tan especializado como  demandado, no creo que haya balas malas por ahí. Las balas monometálicas son muy buenas. Incluyen las balas Barnes, Nosler, North Fork y las nuevas balas hidrostáticas estabilizadas de Woodleigh. Puesto que no tiene el núcleo de plomo, dejan menos residuos, tiene 2-4 estrías para reducir la fricción en el cañón y, por ello, menor presión de gas.  Pero pueden generar inquietudes con los rifles más antiguos de doble cañón con paredes delgadas.

Las balas Steel-jacketed, es decir, con un núcleo de plomo, envueltas por una camisa de acero templado cubierta con aleación de cobre, son muy buenas. Hornady DGS y la tradicional Woodleigh FMJ son balas duras de acero encamisado. Sledgehammer Solid Jack Carter-designed de Federal y la nueva Breakaway sólida de Swift son balas de núcleo de plomo con el núcleo protegido por una envoltura muy dura.

Una cosa que ha evolucionado con las balas es la forma de la punta. Una generación atrás, todas las balas de caza mayor eran balas de punta redonda. Sledgehammer fue la primera de punta plana de la que tengo conocimiento. El concepto inicial era que, al igual que una bala de punta plana del .30-30, se transfiere más energía en el impacto y tiene mayor poder de parada. Se probó y la diferencia de impacto es notable. Aunque parece raro, se acepta generalmente que una punta chata favorece también la penetración y estabilidad de trayectoria. La mayoría de las balas modernas, como Hornady, North Fork, Nosler y demás, tienen un diseño de punta plana.

Craig con un trofeo de rinoceronte abatido con este tipo de proyectiles.

Uno de los problemas de esto es que si la punta es demasiado chata puede haber problemas de alimentación en algunos rifles de cerrojo. Las nuevas Breakaway sólidas de Swift dan solución a esto con una punta de polímero desechable, lo que hace que la bala tenga una punta redonda para entrar en la recámara. La punta se rompe al impactar y está reforzada por una superficie cóncava que se aplana, transfiriendo energía, y a continuación, la impulsa hacia delante como una bala de punta plana.

Tiré un estupendo macho viejo de elefante en el Caprivi con un .416 Rigby, Breakaway de 400 grains; el rendimiento fue perfecto, y la única bala que recuperamos podría haber sido recargada y vuelta a disparar.

Por desgracia, la oportunidad de cazar elefantes se está reduciendo de nuevo en este momento, como pasó en la década de 1980. Esto significa que la necesidad de utilizar proyectiles sólidos es cada vez menor, por lo que me resulta curioso que se continúen desarrollándo.

Supongo que en esto está el quiz de la cuestión, tiene sentido porque aquí está la clave en referencia a su uso en la caza mayor. Afortunadamente, tenemos varias buenas opciones, y no hay balas malas. Lo más importante, al final, es elegir una bala que dé confianza y que agrupe. CyS

Por Craig Boddington Artículo publicado en Safari Magazine, marzo-abril de 2016

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5th Zeiss Fieldshooting Weekend, ¡6.000 tiros en dos días!

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Una vez más todo comienza con una llamada telefónica. Es Antonio Adán, de Excopesa: «¿Te vienes a Dinamarca?». «Claro que sí. ¿Cómo no voy a ir siendo para un evento como ese?», le respondí… Y es que le mentiría si le dijera que no conocía ya la existencia de los Fieldshooting Weekend de Zeiss.

Tras recoger cada equipo pasamos a la puesta de tiro. La realizamos a 100 metros sobre dianas y desde el suelo, apoyados en la mochila. Aprovechamos también para variar la altura del lomo de la culata y afinar los disparadores a nuestra preferencia. En mi caso lo dejo a 550 gramos.

La idea, este año la quinta edición ya, consiste en reunir en un fin de semana a una serie de especialistas internacionales dispuestos a poner a prueba novedades en uno de los complejos de tiro mas impresionantes que el cazador-tirador pueda imaginar. Junto a Zeiss, que lleva el peso del evento, se suceden diferentes marcas tanto de armas como de municiones o ropa. En esta ocasión se unen a la conocida óptica la armera alemana Sauer con sus rifles, la cartuchera Hornady con sus municiones y Härkila con su ropa.

Después de una escala en Frankfurt llegamos a Billund, una pequeña ciudad situada en el centro de la península de Jutlandia, conocida por ser sede de los juguetes Lego. Desde allí nos trasladan a Ulfborg donde nos damos de lleno con el sueño de todo cazador, acostumbrados a penar muchas veces simplemente para poner nuestro rifle a tiro. El complejo está compuesto por 35 campos independientes, en medio del bosque, cubriendo la mayoría de las situaciones de tiro a las que podamos llegar a enfrentarnos durante la caza. La agenda consiste en tres días de presentaciones, y un primer contacto completa la primera jornada, día de tiro intenso, la segunda, para finalizar con un campeonato, el tercero y último.

Y así comienza el evento, escuchando como los diferentes responsables de las marcas anfitrionas van desgranando algunas de las novedades que probaremos. Zeiss aprovecha para presentarnos los nuevos catalejos terrestres Conquest y la mayor de las V8, la 4,5-35×60. Sauer nos enseña sus S404 Synchro XTC, 101 GTI, 100 Classic XT, además del nuevo bípode ultraligero de carbono, absolutamente regulable y con sólo 150 gramos de peso. Hornady, por su parte, las nuevas puntas ELD-X, finalizando Härkila con una puesta en escena muy peculiar: dos karatecas, con oportunos protectores, se dieron ante nuestros ojos una buena paliza, demostrando la flexibilidad que es capaz de aportarnos esta marca de ropa técnica. Tras esto, primera de las pruebas. Un mono de esperas, una pistola de agua y un vaso separado de una valla unos metros. Al sonido del silbato carrera a saltos hasta la línea y a ver quién lo llena…

El complejo consta de 35 campos donde se disponen todo tipo de objetivos, desde dianas de papel a siluetas metálicas, pasando por fotografías de piezas de caza. El más largo de ellos, de 600 metros.

¡6.000 tiros en dos días!

Desayunar y a por nuestro equipo. Van entregándonos un Sauer S404 Synchro XT con visor Zeiss V8 1,8-14×50, dotado con torreta ASV LR personalizada hasta los 600 metros, y unos cascos electrónicos Peltor. Entre los diferentes presentes que nos regalan se encuentra una mochila y un stick de varios tramos, utilizando ambos como apoyo, combinándolos según los requerimientos del campo. Y comienza la fiesta. Lo primero, la puesta de cada uno de los rifles a 100 metros sobre dianas. Tumbados y apoyados sobre la mochila no tardamos mucho en poner los rifles a tiro, aunque reconozco que personalmente hubiese preferido una mesa y dos sacos. ¿Por qué lo digo?, pues, sencillamente, porque para unas pruebas tan exigentes como las hechas, un pequeño error en la puesta acabará por desquiciarnos. Todo tirador sabe cuando ha hecho un buen tiro y cuando no… Bueno, bueno, continuemos con el tiroteo, que aún nos quedan casi seis mil cartuchos por delante.

Cada equipo estaba compuesto por cinco componentes, en nuestro caso provenientes de Francia, Italia y España: Dominique Zimmerman, Maximo Vallini, Alessandro Gaetano, Antonio Adán y yo mismo. Vamos pasando por los diferentes campos tirando sin miedo a que la munición se agote a todas las opciones que cada uno de ellos nos ofrecían. Ahora reconozco que cuesta recordar los retos ante semejante orgía de pólvora.

La idea es ver sobre el terreno la realidad del comportamiento de todo lo que vamos probando, corrigiendo con la torreta las diferencias en distancia de las dianas y siluetas a las que vamos disparando. Hay campos en los que tiramos desde los 50 metros hasta los 600, pudiendo sorprender al profano la facilidad para acertar a distancias tan dispares. Se alternan dianas, fotografías de animales, discos y platos, melones, pelotas de golf, botellas de agua o siluetas metálicas. Estas últimas son tremendamente atractivas por el sonido que nos llega al ser impactadas, conociendo el resultado sin mayor esfuerzo. En otras ocasiones son basculantes, desapareciendo al impacto para volver de nuevo a erguirse tras unos segundos. Vamos tirando a discreción sobre corzos a 300 metros, zorros a 400, pavos, rebecos, jabalíes, urogallos a 600… Y, de repente, allí está el reto que a priori parece más complicado, acertar a una silueta metálica móvil que atraviesa el tiradero a 540 metros. ¿Y sabe qué? Pues que no es tan difícil, basta con apoyarse bien, corregir la torreta y coger la distancia de adelanto. No acertaremos siempre, claro que no, pero le sorprendería como no llega, ni con mucho, a la dificultad esperada.

El equipo recibido por cada participante constaba de un Sauer S404 Synchro XT en .308 Winchester, montando visor V8 de 1,8.14×50, con torreta balística personalizada para las nuevas Hornady ELD-X.

Y entre dianas y balas llegamos a la cancha donde nos esperan las novedades de Sauer. La estrella es, sin duda, el nuevo S404 Synchro XTC con culata tumbhole de carbono y cañón acanalado. Muy ligero y ergonómico, pesa sólo 2,79 kilos en cartucho estándar, viniendo, sin duda, a reclamar un puesto dentro del equipo del recechista de montaña más exigente. Junto a él, con culata también tumbhole, aunque esta vez laminada, el 101 GTI, finalizando con el recién llegado Sauer 100, un modelo mecánicamente similar al anterior, pero que recurre a un seguro lateral de tres posiciones. Sobre ellos una de las novedades que más atrajo la curiosidad de todos los asistentes: el nuevo silenciador de la armera alemana.

Poco a poco el uso de estos dispositivos se está convirtiendo en legal y habitual en un gran número de países. El cuidado de la salud auditiva, de cazadores y sorprendentemente también de perros, junto al respeto por la fauna, ve en el silenciador un aliado para el deportista moderno. Sauer se sube con un diseño que, según sus palabras, quiere ser elegante, sorprendiendo al menos por esa forma curva, de barril. Desmontado deja ver que se trata simplemente de un deflector múltiple, eso sí construido en titanio para hacerlo más ligero. Su reducción sonora es aceptable, sin afectar, por supuesto, a la precisión, dejándola cuanto menos intacta. Pudimos comprobar este punto tirando sobre pelotas de golf a cien metros sin mayores problemas. Como soñar es gratis, esperemos que algún día sean legales también aquí, excusarse en el delito que puede llevar aparejado es esconder la cabeza ante un problema que, desgraciadamente, está instalado entre nosotros.

Tuvimos oportunidad en este campo, a cuenta de las pelotas, como ya habíamos hecho con las siluetas a 600 metros, de probar a fondo los nuevos catalejos Zeiss Conquest HD. Acodados, con objetivo de 82 mm y un ocular variable de  20 a 70 aumentos, demostraron como eran capaces de traernos una imagen fiel de la lejanía. Pregunté sobre la posibilidad de que se fabricasen también más pequeños, con objetivos de 60 o 65 mm, respondiéndome que por el momento no estaba previsto.

Finalmente, llegamos a los campos de silueta móvil. El primero de ellos es sobre jabalí. Está situado a unos 50 metros y en él cambiamos de arma, utilizando un semiautomático Sauer S303 Synchro XT en .30-06 Sprgf. Repetimos hasta vaciar el cargador en cada pasada, siendo bastante fácil debido a su poca velocidad. Sobre la cierva la cosa es distinta, disparando de nuevo con nuestro 404 un tiro parado para repetir dos veces más, ya en movimiento. La velocidad es más alta, iluminándose finalmente sobre un marcador la posición de los disparos. Es inevitable, después del recorrido, la envidia nos embarga: poder contar con algo así es todo un sueño para  cualquier cazador.

Una de las novedades que más curiosidad despertó fue el nuevo silenciador de Sauer. De forma de barril y fabricado en Titanio, sólo pesa 280 gramos. Su método de trabajo se basa en un difusor múltiple, con una rebaja de unos 30 decibelios. Comprobamos su capacidad de restar sonido tirando a pelotas de golf a cien metros.

La competición

Llega el último día y entramos de lleno en la competición. Nos entregan a cada participante cuatro cajas de balas y partimos por equipos hacia las diferentes pruebas. Éstas se desarrollan en nueve campos, tirando generalmente sobre dos blancos distintos en cada uno de ellos. Están situados a diferentes distancias, variando la posición de tiro de cada uno, repitiendo por lo general cuatro disparos por blanco. De este modo, acabamos tirando de pie a pulso, echados sobre mochila, echados sin mochila, de rodillas, de pie, sentados y de rodillas con el stick, desde torreta… comenzando, para abrir boca, tirando de pie con stick sobre foto de jabalí de frente a 65 metros.

Abro el apoyo y lo coloco perfecto para mi posición. Corrijo torreta y paralaje, diez aumentos. Aparece perfecta la diana sobre la frente del cochino. Toco el disparador del S404 tarado a sólo 550 gramos y aún no me ha llegado el retroceso y ya veo el impacto. Está desplazado a la izquierda, fuera de la diana. No me lo puedo creer, afino de nuevo y esta vez entra en el borde. No hay duda, el rifle me tira a la izquierda. Corrijo a ojo apuntando a la parte contraria y hago dos dieces. Allí mismo toco la torreta de la deriva.

La siguiente tanda es a 95 metros sentado sobre corzo, después 580 tumbado sobre silueta; no hay duda, la corrección ha sido buena, los dieces comienzan a repetirse. El conjunto demuestra su calidad, la eficacia de la torreta ASV LR de la V8 no admite dudas… y se me olvida corregir.

Estamos en el penúltimo campo, corzo a 100 metros arrodillado y rebeco a 205 metros tumbado sobre la mochila. Las prisas parece que ya se han apoderado, el final comienza a estar cerca. Torreta a 100 metros, paralaje a 100 metros, rodilla en tierra y tiro al corzo sin mayores problemas. Pregunto la distancia al rebeco y no me lo pienso, lleno el cargador, me tumbo y hago los cuatro disparos sobre una silueta donde la retícula parece haberse quedado pegada al centro. Me levanto seguro de haber hecho un gran grupo cuando tomo conciencia ¡la madre que lo parió, se me olvidó corregir la torreta! He tirado a 205 metros con ella puesta a 100 metros.

Efectivamente, la ASV LR no falla, la diana lo dice todo, están perfectamente agrupados pero muy bajos, dos sin tocar la diana y otros dos rozándola, dos ochos.

Luego, en la entrega de trofeos llega la alegría: en segundo lugar, Michel Coya. Muy probablemente sin ese olvido, vistas las puntuaciones, podría haber quedado aún mejor… Así que ya sabe, tome nota, preocúpese sólo de corregir y apuntar… 

En la primera de las competiciones quedé el último. Se trataba de una carrera de sacos utilizando un mono de esperas Härkila. Llegado a la valla había que llenar un vaso con una pistola de agua. No pude hacerlo peor…

 

Junto al S404 que recibimos como equipo, se nos presentaron los S404 Synchro XTC, 101 GTI y el 100 Classic XT. Este último comparte con el 101 GTI mecanismos, aportando un seguro de tres posiciones.

 

También una novedad de Sauer es el nuevo bípode de fibra de carbono. Extensible, muy fácil de montar y altamente ajustable según sea el terreno, sólo pesa 150 gramos.

 

Zeiss presenta sus nuevos catalejos acodados Conquest HD 20-70×82 con los que pudimos trabajar durante las pruebas, con una imagen perfecta de la lejanía.

 

Además, nos enseñaron la mayor de las V8, la 4,5-35×60, junto a un modelo nada habitual en los catálogos europeos: el Conquest HD5 5-25×50.

 

El show montado por Härkila fue altamente sorprendente. Dos karatecas vestidos con su ropa demostraron la flexibilidad que ofrece combatiendo entre ambos con las oportunas protecciones.

 

Cuatro cajas de balas a cada participante y comienza la competición. Siempre seguimos el mismo protocolo, llegamos a un nuevo campo, vemos las siluetas sobre las que dispararemos, nos dicen la posición, tiramos y todos juntos a ver el resultado.

 

La primera diana, ese cochino de frente. Constató como el rifle me tira a la izquierda –vea el parche negro– y tengo que corregir dentro de la propia competición. Luego comienzan a llegar los dieces.

Algunas de las dianas conseguidas.

 

Instante del tiro desde torreta.

 

Disparamos en dos campos sobre silueta móvil. En la instantánea se me ve repitiendo sobre silueta de jabalí con el Sauer S303 Synchro XT. Viendo los resultados que conseguí los compañeros decían: «¡Montería, montería!».

 

De izquierda a derecha el grupo donde participé: Antonio Adán, Alessandro Gaetano, Maximo Vallini y yo mismo. El francés Dominique Zimmerman desistió por problemas físicos.

 

Finalmente conseguí el segundo puesto. Ahí puede ver las diferentes puntuaciones junto al trofeo recibido.

 

Uno de los presentes que recibimos, un cinturón con hebilla conmemorativa del evento.

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Los mejores cartuchos para el rececho de corzos

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Cerca ya de la apertura del corzo, andan los aficionados a esta modalidad pendientes del equipo que utilizarán. No está de más, ahora, hacer un repaso de todo ello, poniendo especial énfasis en la puesta a punto y comprobación de aquellos que cuenten con un equipo específico para la modalidad, previsiblemente parado desde hace muchos meses. Alguno de ustedes, además, estará pensando en la adquisición de uno nuevo, siendo entonces estas letras, que hoy traemos aquí, un oportuno apunte que intentará ayudarle en la decisión.

A diferencia de otras ocasiones, trataremos en ésta sólo de la cartuchería a utilizar y de la balística que deberemos perseguir.

Todos ustedes conocen bien al corzo, tanto en sus costumbres como en sus características físicas, tamaño, peso y resistencia. Estamos ante la más pequeña de las especies de caza mayor, con unos veinte kilos, que son, para la mayoría de los cartuchos medios, un trabajo sencillo, terminalmente hablando. Y es que apuesto que, si piensa en lo que recamaran nuestros rifles de caza mayor, seguro que estará poniendo la mente en algo sobrado para cazar nuestro protagonista de hoy.

Un repaso por diámetros y vainas deja evidencia de la poca resistencia del corzo a los impactos, siendo prácticamente todo lo ofertado válido para hacerse con él.

La cuestión, entonces, no es si nuestro cartucho mata o no al pequeño cérvido; la cuestión es si estamos usando lo óptimo para ello. Los centroeuropeos, mucho más respetuosos que nosotros en esto de la caza, prestan una especial atención a la conservación de la canal tras el disparo. La carne es para ellos un tesoro que convierte el final de la cacería en el principio de la mesa, dignificando de la mejor manera que se puede hacer la muerte del animal cazado. Ello lleva implícito esa especialización de la cartuchería de la que estamos tratando de hablar, alejada de lo estándar, para intentar darnos un canal balístico justo, huyendo del excesivo que genera los cartuchos que habitualmente utilizamos.

Como siempre que hablamos de balística terminal estamos combinando dos efectos: expansión y profundidad. Esto, unido, nos dará como resultado un canal balístico que ha de ser de una determinada dimensión dependiendo de la pieza que queramos abatir.

¿Cómo la calculamos? Muy sencillo, conociendo el tamaño de la pieza, de su tórax, ancho, alto y profundidad, precisamente el lugar donde, hipotéticamente, dispararemos y en el supuesto de una posición totalmente de perfil.

Imagine un cubo que ocupe la anatomía de la que estamos hablando: ahí debería quedar inscrita la expansión y la profundidad, algo similar a lo ocupado por poco más de un puño cerrado.¿Lo entiende, verdad? Estamos dibujando donde se debe enmarcar la cavidad que pretendemos generar, quedándonos, entonces, sólo encontrar qué cartuchos y puntas la consiguen. CyS

Texto y fotos: Michel Coya [michelcoya@ gmail.com / apuntomichelcoya@gmail.com]

Los .17” son los ‘pequeñines’ de la cartuchería. Desde los anulares .17 Match-2, pasando por el .17 HMR y el .17 WSM, hasta los centrales .17 Hornet, el .17 Remington Fireball, finalizando en el hiperveloz .17 Remington, encontramos una serie de cartuchos capaces de desarrollar canales suficientemente importantes para abatir un corzo. La diferencia la marcan, más que las velocidades que sean capaces de desarrollar, en todos los casos muy altas, la consistencia de los proyectiles que disparan.
Por norma general, teniendo en cuenta el tamaño del corzo, los cartuchos varmint se postulan como serios candidatos a los cartuchos ideales, siempre que seamos capaces de montarlos con puntas que no se desintegren al contacto con la pieza. Este problema es, sin duda, el mayor inconveniente de toda la saga de los .17”, pues a pesar de la afirmación anterior sobre la idoneidad de los alimañeros para el corzo, en general, todas las puntas montadas para esta familia de cartuchos son extremadamente blandas, excesivamente blandas, con muy pocas excepciones. De izquierda a derecha, .17 HMR, .17 Remington, .22 LR y .22 WRF.
Cuando estamos tirando con algo capaz de hacer explotar una urraca a 200 metros, es fácilmente entendible que tirando sobre un corzo probablemente sólo consigamos hacerle una herida a nivel de piel, reventando el proyectil como papel mojado al primer contacto. Sus ventajas más destacadas, consistentes en tensión de trayectoria y altísima precisión, no consiguen suplir la carencia de profundidad.
Sin duda, los .17” son enormes diminutos que deben quedarse en piezas más ligeras, incapaces de ofrecernos garantías suficientes en su capacidad letal sobre caza mayor, con muchas probabilidades de solamente herir.
En la imagen, un proyectil del .17” flanqueado por dos balines: izquierda, 4,5 mm; y derecha, 5,5 mm.
Los .224”, la familia de los ‘cinco con seis’, es la que recoge un mayor número de candidatos a ser el cartucho ideal para el corzo. De nuevo nos encontramos ante clásicos alimañeros, pero , a diferencia de los .17”, los .224” sí montan habitualmente puntas capaces de generar canales lo suficientemente largos. Entre las opciones de carga de esta gama, encontraremos puntas varmint, extremadamente tensas e inconsistentes, junto a otras más duras que sí podremos usar con garantías en el corzo. Los canales que producirán, a pesar de ser demasiado cortos para la mayoría de la caza mayor, son de un tamaño óptimo para el corzo. Consiguen, en general, poder expandir dentro, cediendo toda la energía y con una escasa salida, que evidencia penetración perfecta. A tanta bonanza de su balística terminal suman una precisión y tensión altísimas, con mínimo estampido y retroceso, facilitando la acción de apuntado y tiro ( no olvidemos que cualquiera de ellos está hecho para abatir pequeños roedores o córvidos a gran distancia). Partiendo del .22 Hornet hasta el Von Hoffe SE 5,6×61, recorremos un equipo de estridentes que sorprenden por su eficacia. A estos cartuchos debemos mirarlos con respeto, pues esos diminutos contenedores recogen cifras que sólo podemos englobarlas entre la de los mágnums más rabiosos. Si los .222 y .223 Rem. o el 5,6×50 Magnum son conocidos y utilizados para esta modalidad es, simplemente, porque su eficacia los precede. Aún así, el tope de prestaciones lo ponen cartuchos como el .224 Weat. Mag., los .22-250 Rem., el .220 Swift o los alemanes 5,6×57 y el 5,6×61. Cualquiera de ellos nos da una tensión tan alta que tirar por encima de los 300 m a un corzo sólo reviste el problema de ser capaz de apuntarle, porque incluso su caída es tan pequeña que la corrección a realizar es mínima. Pocas sensaciones son tan gratificantes como las de cazar con uno de estos .224”; cuando se prueban nunca nos dejan indiferentes. De izqda. a dcha., .22 LR, .22 hornet, .222 Rem., .224 Weat. Mag., .22-250 Rem., .220 Swift, 5,6×57 y 5,6×61 SE VH.
Los 6 mm, los .244”, son la intersección entre los grandes y los pequeños, y están ahí, repartiendo con eficacia para los dos lados. Pueden pasar por ambos trabajos, como finos varmint o como recechadores eficaces de caza mayor. La diferencia de cota con los .224” posibilita que monten puntas más pesadas, capaces de llegar con profundidad en especies mucho mayores de lo que en principio se pudiese pensar. Son, junto a los anteriores, los más adecuados para enfrentarnos al corzo, sirviendo para su caza prácticamente toda la munición fabricada, exceptuando las cargas varmint muy ligeras que pueden darnos en ocasiones sobreexpansión.
Desde el suave y poco conocido 6x70R hasta el .240 Weatherby Magnum, recorremos un grupo de cartuchos tremendamente eficaces para la pieza que hoy tratamos. Entre todos ellos destaca por su popularidad el .243 Winchester, un gigante que ha trabajado y trabaja en prácticamente cualquier cazadero que se nos pueda ocurrir. De él es fundamentalmente la culpa del conocimiento que se tiene de la cota 6 mm y de su enorme eficacia sobre piezas que, a priori, están fuera de su alcance.
El top de potencia nos llega con el 6×62 Fréres y con el .240 Weatherby, sin contar, por supuesto, por su nula difusión, al .244 H&H Magnum. Cualquiera de ellos se muestra como un cartucho de caza mayor en toda su extensión, con retrocesos y rebufo que, sin ser, por descontado, desagradables, ya escapan del comportamiento ultradelicado de los 5,6. Sus distancias de uso con trayectorias muy rasantes, facilitan el tiro lejano sin mayores problemas.
Y ya que estamos lanzados en cartuchos puramente de caza mayor, llega la hora de uno de los diámetros más habituales para recechar, el .277”. Sucede lo mismo que con los anteriores, va sobradísimo, y aunque, por supuesto, que un .270 Winchester es un gran cartucho para el corzo, está claro que le sobra potencia, se mire por donde se mire.
Si apuntábamos como ideal un determinado canal que marcase la cavidad en un cubo de dimensiones cercanas al tórax del pequeño cérvido, ya hace rato que nos hemos pasado de ahí, con tremendas salidas que quemarán mucha carne. Lo mismo ocurrirá con quienes utilicen el .270 WSM o el .270 Weatherby Magnum, fulminantes en corzos a casi cualquier distancia, con una alta pérdida de carne.
De izquierda a derecha, .270 Winchester, .270 WSM y .270 Weatherby Magnum.
Hemos entrado ya de lleno en cartuchos de caza mayor. Si bien los 6 mm sorprenden por su capacidad sobre especies grandes, los .25 y los 6,5 mm se postulan como serios candidatos a contar entre sus filas con cartuchos casi perfectos para recechar todas las especies medias a larga distancia. El ejemplo de ello son las últimas inmersiones en creación de cartuchería, tomando estas cotas, precisamente, para hacerlo. Recientemente nacen el .26 Nosler y el 6,5-300 Weatherby Magnum, potentísimos, hiperveloces, que exprimen al máximo las virtudes balísticas de este diámetro. El porqué de esto ya lo conoce: otra vez a vueltas con los coeficientes balísticos y las densidades seccionales, esas virtudes intrínsecas a ellos que nos permiten tirar muy lejos y generar canales largos.
Está claro que, para llegar a ellos, por debajo quedan un buen puñado de candidatos con características balísticas sobresalientes. Desde los .25-06 Remington, el .25 WSSM o el .257 Weatherby Magnum hasta los conocidos 6,5×55 Sueco, 6,5×57, 6,5-284 Norma, 6,5×65 RWS o los 6,5×68 y .264 Winchester Magnum. Hombre, siendo coherentes, a excepción de los más suaves, el resto se trata de cartuchos excesivamente potentes para el corzo, al menos al tratar de enmarcarlos como cartuchos ideales. Eligiendo puntas ligeras cualquiera de los nombrados no tendrá problemas para abatir corzos con precisión a muy larga distancia, aunque, sinceramente, van tan sobrados que se amoldan mejor a rebecos y monteses. De izqda. a dcha., 6,5×55 Sueco, 6,5×57 Mauser, 6,5-284 Norma, 6,5×65 RWS, 6,5x68R y .264 Winchester Magnum.
Vistos de izqda. a dcha., .25-06 Remington y .257 Weatherby Magnum.
Un equipo para el corzo debe ser preciso, ligero y contar con una óptica capaz de ofrecernos potencia para tiros lejanos y luminosidad en amaneceres y atardeceres.
Finalmente, los 7 mm, los .30”, los 8 mm… cuentan con buenos cartuchos para repechar corzos sin que ninguno de ellos pueda optar al título de ideal para ello. Un 7×57 Mauser, un 7mm-08 Remington, los 7×64 y x65 R, los .308 Win, .30-06 Sprgf., incluso los magnum como los 7mm RM o .300 Win. Mag., son utilizados con asiduidad. Por supuesto que todos sirven, incluso mirado desde el punto de vista de la eficacia son todos magníficos, pero está claro que se pasan y mucho, les sobra contundencia que repercutirá en un canal excesivo con bastante frecuencia… a no ser que tengamos la precaución de utilizar puntas muy duras.
Colocados de izquierda a derecha, 7×57 Mauser, 7 mm-08 Remington, 7×64 Brenneke y 7 mm Remington Magnum.
Vistos de izquierda a derecha, .308 Winchester, .30-06 Sprgf, .30-06 Sprgf Remington Accelerator, .30 R Blaser y .300 Winchester Magnum.
De izquierda a derecha, .17 Remington, .224 Weatherby Magnum, .220 Swift, 6×62 R Fréres, .240 Weatherby Magnum y .257 Weatherby Magnum.

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Armas y calibres para la caza mayor: qué usar para cada especie

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Vamos a realizar unos apuntes sobre los calibres más comunes en las armas largas rayadas para las diversas especies de la fauna ibérica, desde el sarrio o el rebeco hasta el macho montés, el corzo, el gamo, el venado, el muflón, el arruí y el jabalí.

Incluso, en su día, las avutardas (hoy especie protegida) se abatían con rifle, siendo más que suficiente, en este caso, el uso de rifles monotiro y de cerrojo en calibres, 22 Magnum y 222 R. M., y se completaba el equipo con un bípode y un buen visor variable de campo reducido, pero de hasta 9 o 12 aumentos.

Sarrio/Rebeco

Para el sarrio o el rebeco iremos con un monotiro o con un rifle de cerrojo, también con un visor variable de campo reducido, con aumentos de hasta 9 o 12, y si nos consideramos un buen tirador, sin bípode, para aligerarnos de peso en todo lo posible, por las dificultades del abrupto terreno a batir.

Los calibres a usar serán más que suficientes con el .222, .243, 6´5, 7×57 e, incluso, el .270.

Tenemos que portar un arma lo más ligera posible, pues las caminatas son duras y en pendiente.

Macho montés/Arruí

En el caso del macho montés, repetimos la misma historia que para el rebeco e, incluso, afinaremos más en el peso de los pertrechos, pues, aparte de tener que librar grandes pendientes, nos deslizamos entre rocas y con suelos resbaladizos, a veces con hielo. Por eso, no olvidemos un calzado adecuado.

Los calibres que usaremos estarán en consonancia tanto con esta especie (que es mayor que la anterior), como con distancias mayores en los lances, como a las corrientes térmicas del entorno.

Al arruí también le vamos a incluir dentro de la modalidad del macho montés, porque, aunque se mueva en terrenos algo menos escarpados, guardan semejantes características sus abates y al ser un animal de tamaño superior, utilizaremos los mismos calibres.

Es importante reseñar que para esta especie, igual que para todas las anteriores, nunca tiraremos a pulso, sino muy bien apoyados, e incluso conteniendo la respiración.

Corzo

El corzo se suele cazar en las épocas de celo, en la modalidad de rececho o espera, pues en las monterías es un animal tan escurridizo, gracias a su habilidad y destreza, que en su huida es difícil de abatir, de ahí el sobrenombre de ‘tragabalas’ que se le da. Su aspecto físico le permite tener una gran mimetización con el entorno, apareciendo y desapareciendo con suma facilidad entre la maleza, y así en el argot cinegético se le denomina también como el duende del monte.

Es un animal extremadamente astuto, con una vista privilegiada con respecto a sus congéneres rumiantes y antílopes, llegando a ser muy difícil cazarlos fuera de la época de apareamiento, moviéndose siempre en malezas medianamente ralas, de entornos y querencias reducidas, gran observador del ambiente en sus movimientos, con paradas de pocos segundos de caminar, incluso cuando está comiendo. Al ser un animal solitario, aunque siempre esté emparejado, tiene que controlar muy mucho su seguridad, cuestión que no ocurre con los que conviven en colleras o manadas, donde siempre está alguno de ellos alerta.

Para esta caza en rececho, lo principal, más que la clase de arma y el calibre, es un buen visor de gran nitidez y amplio campo, para que nos sirva a su vez de prismático, pues tenemos que tener en cuenta que nos movemos con una fauna muy variada de tonalidades de vegetación, así como a horas de penumbras y ocasos, de amaneceres y atardeceres.

En cuanto al rifle sería más que suficiente un monotiro o uno de cerrojo en calibre 30-06 o similar.

Montería

Gamo, venado, muflón y jabalí los agrupo juntos para la montería ‘a la española’, porque, saunque no siempre estén todos ellos en la misma jornada, suelen coincidir algunos.

En el caso de la montería, en la que está casi siempre el jabalí, distinguiremos en qué lugar está el puesto: si es en cortadero, entre maleza medianamente abierta, o en ladera (balcón).

En el primer y segundo caso, la mejor arma será un express en calibre .300 R.M., .300 H. H. y .375 R. M.

Es conveniente usar grandes calibres, porque, al ser un tiro a tenazón, no podemos precisar bien la puntería en sitios específicamente vitales, e interesa un impacto de gran parada. También podríamos usar una escopeta de dos cañones cilíndricos o, en su defecto, la recortamos sus cañones de 8 a 10 centímetros de su punta para eliminar el choque, calibre 12×70, con balas Remington o de las series Acelerator, punta de acero, que, dicho sea de paso, ésta nos servirá para la caza del conejo en monte cerrado. Escopeta de trombón o corredera, específicas, con cañón de 50 a 60 centímetros de largo, y miras abiertas de rifle.

Un buen rifle de palanca tipo Winchester, como es el Marlin 444 Magnum, es magnífico, pero por sus deficiencias técnicas de arma demasiado ligera respecto a la potencia del calibre, adaptaremos un contrapeso amortiguador y reductor de retroceso en el interior de la culata, más un freno de boca en el cañón.

Estas dos últimas armas son ideales porque almacenan en sus depósitos bastantes cartuchos, con una acción de carga de repetición muy rápida.

Para puestos de campos ralos, a medias distancias de hasta cien metros, recomiendo rifles de cerrojo con visores desmontables de punto rojo, tipo Aimpoint, o láser, sin campo visual, para poder disparar con los dos ojos abiertos.

En el caso de puestos en laderas o balcón, habremos de usar calibres de balística tensa para largos alcances y gran parada energética, como son los
7 mm R. M., con proyectiles de 200 grains o, simplemente, un .300 R. M., pero eso sí, con un visor variable de 3 a 9, de gran campo óptico .

Siempre recomiendo que en las armas con visores éstos vayan montados (aunque sean desmontables), portándolos en los transportes motorizados en estuches rígidos, hasta la colocación de la armada.

Entre los calibres que recomiendo hay muchos más que cumplirían las prestaciones requeridas, pero hay que pensar en los más populares para su adquisición y, en los casos de ‘emergencias’ de campo, podríamos conseguir prestados.

Como observaréis, hasta ahora no he mencionado las armas semiautomáticas, tan usadas habitualmente, ya que considero que, además de ser poco deportivas, tienen muchas dificultades, pues, aparte de que se encasquillan, no tienen la precisión ni la potencia de las otras, debido a que sus proyectiles son mermados en su velocidad inicial a consecuencia de que parte de sus gases se tienen que dedicar al retroceso del cerrojo para el siguiente disparo.

El cazador ha de estar mentalizado y convencido de que su puntería es infalible y descartar el hecho de tirotear al ‘bicho’ para derribarle. Y, aún menos, portar dos armas al puesto de estas características, ¡e incluso hay quien se lamenta de no poder llevar tres!

Aún considerando la variedad de fauna a batir en esta modalidad y aunque algunos, como venados y muflones, sean más grandes que el cochino, éste tiene un poder vital superior, tanto por su piel como por su adrenalina, y usaremos los mismos calibres para todos ellos, siendo los 7 mm y .300, pasando por el 30-06, más que suficientes, usando sólo rifles de cerrojo con visor desmontable o sin él, de amplio campo, dependiendo del tiradero.

Y como solución al problema de no disponer de un arma para cada situación, si tenemos un calibre pequeño, para distancias cortas usaremos proyectiles de 180 a 220 grains, y si las distancias son largas, balas de 150 grains. En el caso de gran calibre, es indistinto el peso del proyectil, pero siempre con punta expansiva o de plástico.

Jabalí

Respecto al uso de calibres en los abates de las especies y particularmente al jabalí, tengo que advertir, que no es lo mismo derribarlo en montería que en espera, pues depende mucho del estado ‘de ánimo’ del animal en cada momento. Todo ello es producto de la carga circunstancial de adrenalina en el lance.

En las esperas nocturnas, con baja visibilidad o con luna, nos tenemos que proveer de equipamiento especial de visores nocturnos tipo infrarrojos o amplificadores de luz o, en su defecto, un visor tradicional de gran nitidez, aparte de foco o linterna de largo alcance. Todo ello siempre y cuando la legislación del lugar nos lo permita.

Para el jabalí que se nos presente en el puesto, que siempre viene sumamente relajado, serán más que suficientes entre los calibres 7×57, .270, 30-06 y 7 mm, y siempre y cuando el impacto sea en un punto vital, caerá ipso facto, por muy grande que sea.

Esto no sucede en las monterías, pues aún un tiro de bala de escopeta del calibre 12 y traspasando su cuerpo por el medio del corazón destrozado, correrá, mínimo, sus cincuenta metros, agrediendo a su paso lo que encuentren, por muy pequeño que sea.

Como anécdota respecto al calibre 7×57 Mauser (7 mm Spanish) es uno de los calibres (si no el que más) que más elefantes ha abatido en África, pero para esta modalidad de caza montera resulta un poco insuficiente.

Hoy en día el tema de las armas deportivas es un mundo tan versátil, que en la montería y para cualquier circunstancia del puesto que nos toque, portaremos una sola arma –que en muchas ocasiones es lo reglamentario– lo más polifacética posible, con una amplia gama de proyectiles en la canana. CyS

Por Juan Andrés Sánchez (www.cuchillosjas.es)

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Torreta balística Zeiss ASV Long Range, ayuda en la distancia

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Parten estas letras de una invitación motivada, simplemente, por la sorpresa de un cazador que no alcanzaba a creerse que había conseguido tirar tan lejos con tanta seguridad. Y es que siempre el recechista pasa la etapa del miedo a la distancia, a ese cálculo de la caída que pueda salvar ese momento crítico del tiro en la lejanía. La opción del acercamiento, aun siendo obligada, tiene sus límites, límites que deben exprimirse, pero que cada vez se alargan más.
Las torretas balísticas
El cazador actual es más técnico, más exigente con su nivel de tiro y menos con el de ‘cazador’. No son éstas, sin embargo, letras para entrar en la discusión del planteamiento ético, sabiendo seguro, usted, mi espanto ante este tema. Como habrá comprobado en alguna otra ocasión, no soy yo quien se atreva a plantearle la crítica; la filosofía me viene grande, mis consejos sólo alcanzan al plano técnico,

ASV Long Range.

usted seguro ya es suficientemente responsable como para saber lo que está bien y lo que no. Marco sólo un límite, aquel que habla de falsear nuestra capacidad echando mano a la técnica. Conseguir tirar y matar fuera de nuestras posibilidades, simplemente porque el equipo salva esa limitación, es mentirnos a nosotros mismos, es engañarnos, quedando el reto en una simple burla.
Dicho esto, pasemos de lleno al tema de hoy. No son nuevas las torretas balísticas en los visores de caza, aunque, la verdad, su generalización es bastante reciente. El sistema pretende, simplemente, darnos la compensación exacta de nuestra visual respecto a la distancia que separa la pieza de nuestra posición. ¿Cómo se hace? Pues bien pensado, de una forma muy sencilla: simplemente conociendo la curva descrita por la trayectoria de nuestro proyectil, la distancia geométrica y el ángulo de disparo. Al final, como puede ver, todo se ha reducido a un plano estrictamente físico-matemático, distancia entre dos curvas a distintos intervalos y posibles intersecciones.
Entran, entonces, en juego los calculadores balísticos, generalmente ofrecidos por las ópticas para simplificarnos el trabajo. En ellos solemos tener dos opciones de cálculo: la primera bebe de una base de datos formada por las tablas balísticas de las diferentes cartucheras, donde podremos encontrar el cartucho y carga que estemos utilizando. Lógicamente, esos datos suministrados tienen variaciones y aunque en la mayoría de las ocasiones sirven, no son totalmente reales, influyendo variables en ese error, como la diferencia en las longitudes del cañón teórico y del utilizado por nuestro rifle.

Calculadores balísticos

Puestos en el peor de los extremos, datos equivocados o longitudes de tubo críticas, es fácil entender, entonces, que si los cálculos los hacemos con ellos será imposible que la curva dibujada sea realmente la que describirá nuestro proyectil al ser disparado. Por ello, existe la opción de personalizarlo, midiendo la velocidad en boca real, añadiendo luego el coeficiente balístico que nos entrega el fabricante, consiguiendo unos datos de comportamiento, ahora sí, muy cercanos a la realidad. Finalmente y en ambos casos, deberemos añadir parámetros como la temperatura aproximada, la altitud o la distancia entre el eje del cañón y el del visor utilizado.
Pues bien, con la primera parte optimizada toca completarla con los datos externos. Las torretas balísticas, como recordaba, forman parte de un sistema donde la medida exacta de la distancia de tiro obviamente será el primer dato necesario. Sin él todo el resto pierde sentido y, para su conocimiento, no queda otra que el uso de un telémetro. Sea independiente o integrado en unos binoculares, lo ideal es que cuenten con lectura geométrica y reducida, es decir, que midan el ángulo vertical ofreciéndonos ambas medidas. La diferencia entre ambas puede ser importante si el ángulo es grande, compensando siempre sobre la distancia horizontal, aquella sobre la que actúa la gravedad. De todas formas, no conviene obsesionarse con este dato, ¿por qué?, pues porque para que sea relevante tiene que ser un tiro con mucho ángulo, posiciones que no se dan con frecuencia. Aunque imaginemos tiros con gran ángulo, la realidad de la medida pone la cifra, siendo siempre mucho menos relevante de lo imaginado. Piense que la necesidad de compensación de distancias sólo se produce en la práctica cuando el tiro es largo, encontrarnos con uno de ellos muy vertical suele ser más imaginación que realidad. Puede darse, claro que sí, pero repase un instante los tiros que ha hecho o ha podido hacer en montaña con distancias mayores de 250 metros y verá como en su mayoría no llegan a esa verticalidad donde la diferencia supone errar el tiro. Acotado, por tanto, el equipo, seguro que ha llegado ya a la conclusión de lo que es una torreta balística, hablando en llano ‘cuentaclicks’. Eso son, ni más ni menos, un eficaz sistema que proporciona al cazador la corrección justa que le permitirá disparar con precisión olvidando para siempre el cálculo a ojo.

Torreta Zeiss ASV Long Range
La ASV Long Range es la torreta que acompaña y viene a completar el lanzamiento del visor Zeiss V8. El sistema ASV LR, como en sus hermano menor el ASV+, está compuesto por anillos intercambiables que elegiremos en función de nuestro cartucho y carga, tramados de forma que hagan coincidir la trayectoria de éste con las distancias marcadas en él. La diferencia fundamental con el Plus está precisamente en las características técnicas de ajuste del V8, capaz de entregarnos un mucho mayor rango de compensación vertical que llega a los 100 clicks. Esto nos permite ajustes y compensaciones hasta los 600 metros.
Para hacerlo, lo primero es cubrir los datos que nos pide el calculador balístico. En el caso de Phillip, el cazador que origina estas líneas, su cartucho es el .270 WSM, utilizando la Nosler Ballistic Tip de 130 grains que ofrece Norma. Su visor es el Zeiss V8 2,8-20×56, que monta sobre un Blaser R8 Professional Success.

La ASV Long Range es la torreta balística del Zeiss V8. El mayor rango de corrección vertical, de 100 clicks, posibilita una compensación de la trayectoria hasta los 600 metros.

¿Cuál sería el cálculo? Muy sencillo: si piensa que estamos ante un rifle con un cañón de 65 cm, directamente tomando los datos que nos da la base del programa, los Factory Ammo. Basta entonces con ir rellenando los campos de marca, cartucho y carga, temperatura, altitud y ángulo de tiro para que el programa nos dé el anillo que deberemos colocar a nuestro visor y la distancia exacta del centro a la que deberemos reglaro a 100 metros. Este último dato es tremendamente importante. La curva calculada no es exactamente la misma que la descrita por nuestro proyectil y, por ello, el programa calcula la trayectoria más próxima, la que más se asemeje, tomando como primer punto de ella ese impacto a 100 metros. Nuestro cálculo nos dice que el anillo que nos corresponde es el número –01– de los nueve que acompañan al visor. Tras ello y ya en el club de tiro habrá que poner el cero 1 cm alto a 100 metros; es decir, nuestro visor apuntará al centro de la diana mientras el impacto será 1 cm alto. A partir de ahí y si el reglaje ha sido correcto –trabajo que en el caso del .270 WSM de Phillip hizo de forma impecable el armero Antonio Martínez, del Show Room Excopesa de Castellana–, la máxima diferencia hasta los 600 metros entre la trayectoria del proyectil y la curva calculada será en el punto más desfavorable de sólo 5,3 cm, a todas luces un dato despreciable en caza mayor… Vamos, que usted sólo deberá medir con su telémetro, ajustar el paralaje y girar la torreta hasta la distancia que le ha dado la medida. La corrección en la caída del proyectil está hecha; el resto está en su mano, ahora le queda apuntar.

Un lance aparentemente imposible
Me llama mi amigo Antonio Adán, de Excopesa: «¿Michel te apetece venir a cenar con un cazador que mató un rebeco a más de 500 metros?». «¿Cuándo?», pregunto. «Coincidiendo con Cinegética», me responde… Como para decir que no tratándose de tiros y de rebecos. Y nos vemos en casa de Phillip Walch disfrutando alrededor de una cena donde la exquisitez de la gastronomía vecina, cocinada por ellos mismos, supera la propia definición. Nuestro anfitrión es un cazador francés afincado en España que, aficionado a la caza mayor, centra su interés

montaña, que disfrutan de los rebecos. Phillip Walch y Jean Luc Planes con un fantástico rebeco abatido en el Pirineo francés.

fundamentalmente en tres especies: jabalí, rebeco y corzo. Compartir pasión acerca al instante, convirtiendo a desconocidos en compañeros que disfrutan de las experiencias ajenas. Sobre nosotros una fantástica colección de corzos abatidos únicamente en Francia. Charlando sobre esta pieza recuerdo un detalle que deja claro el carácter observador de Phillip, una de las virtudes más deseables en un cazador de corzos. Resulta que su casa en Francia se encuentra en Las Landas, en medio del bosque. Cerca de ella, alrededor, se ven corzos que nuestro amigo utiliza como ‘chivatos’. «Cuando por la tarde los veo salir a pastar, decido que es el momento de salir a cazar –me dice–, pues es más que posible que el resto de animales del coto estén haciendo lo mismo». Una buena técnica, ¿no cree?
De forma distendida y muy agradable seguimos hablando de caza. Junto a parte del equipo de Excopesa, se encontraban también nuestro compañero de prensa José María García y una pareja de amigos de Phillip, Jean Luc Planes y su esposa. El caso es que estos últimos regentan un pequeño hotel en el Pirineo francés, actuando además Jean Luc como el guía de caza habitual de nuestro anfitrión.
Como ya podrá imaginar, tocar los Pirineos y comenzar a hablar de rebecos fue todo uno, metiéndonos de lleno en el tema que nos llevó hasta allí. Walch caza habitualmente con el equipo que antes le conté y, a pesar de haber abatido muchos rebecos con él, esta vez fue distinta. Aquel mismo día habían conseguido ya algún trofeo más, incluso a muy larga distancia. La jornada de cacería se acababa. Mientras nos lo cuenta se aprecia claramente la emoción que sintió en aquel último lance. La descripción del valle por el que caminaban o la posición exacta de los sarrios que iban recechando, nos acerca, como por una ventana, a aquel rincón del Pirineo. Y, de repente, allí tienen la pieza buscada, en principio, fuera de su alcance. Miden la distancia, 551 metros. «¡No, imposible! –piensa Phillip–. ¡No voy a intentarlo!». Entra, entonces, en escena Jean Luc, que corrige la torreta ASV Long Range hasta dejarla preparada para enfrentarse a ese más de medio kilometro que marca el telémetro. Y ahí está el cazador metiendo la cara en la óptica, dispuesto a enfrentarse al disparo más largo que haya intentado en su vida. Apretar el disparador y caer el rebeco fue un instante inimaginable, mágico, donde puntería, tesón y técnica se dieron la mano. Nuestro amigo consiguió lo que jamás pudo imaginar, reforzando la imagen de calidad que el equipo usado ya le transmitía. La fiabilidad del sistema óptico-balístico acercó un lance que, de otro modo, difícilmente hubiese podido lograr.
Ahora ya sólo es un sueño, sólo un recuerdo, pero, eso sí, tan fuerte que permanecerá para siempre vivo en Phillip y Jean Luc.
Enhorabuena de nuevo, amigos. ¡Viva la caza! CyS

Por Michel Coya

Nuestro agradecimiento a la empresa Excopesa y especialmente a Phillip Walch y su esposa, por esa magnífica velada que vivimos alrededor de la caza y la gastronomía. Y, por supuesto, a Jean-Luc Planes, de Catalhunt .

Haz click para ver el pase de diapositivas.

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Prueba del rifle semiautomático Browning Bar 2, ‘la leyenda’

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Hablamos del Browning Bar 2, el semiautomático más destacado de la casa Browning, un rifle fabricado por FN en Bélgica y que posee una gran calidad en sus materiales y acción, que hacen que haga justicia su tremenda fama…En este caso, el modelo que tuvimos la suerte de probar estaba recamarado en el calibre .30-06. En cuanto cogemos el rifle la sensación fue de gran ligereza, a pesar de que sea un arma con una construcción acorde a años atrás, donde en el mundo cinegético las demandas de los cazadores eran algo distintas a las de ahora.

La culata es una culata recta acabada en una cantonera de plástico duro, cuya función es sencillamente estética, ya que no amortigua el disparo, función que consideramos imprescindible y primordial. Al disparar notamos el retroceso incluso siendo un cartucho estándar como el .30-06, y el sonido en el modelo en concreto que probamos es algo desagradable, incluso comparándolo con otros rifles semiautomáticos.

El guardamanos y el pistolet están picados de forma que permite una gran adherencia y evita de forma casi completa cualquier tipo de movimiento en falso que pueda producir una alteración en el encare. El cañón y los aceros son de gran calidad, gran composición y exquisita construcción, sorprendiéndonos la agrupación a 50 metros que realizamos y que, por supuesto, en manos de un experto tirador hubiera sido muy mejorable.

La acción está formada por el carro acompañado de una pestaña dentada que ofrece un agarre muy consistente y cuya manipulación hace que “correr el carro hacia atrás” sea un movimiento muy sencillo. Para accionar el carro, simplemente debemos accionar la palanca que tenemos justo en el lateral de la pletina y se desplazará de forma automática, introduciendo la bala en la recámara. Aconsejamos soltar el carro a medio recorrido, lo que permitirá que la bala quede perfectamente alojada en la recámara y evitaremos ruidos innecesarios y movimientos bruscos que pueden dañar los materiales a largo plazo.

El seguro es un botón colocado estratégicamente en la parte posterior del gatillo y su acción es sencilla, pero lo suficientemente costosa para evitar accidentes por desactivación de forma fortuita, está compuesto por anillos que son muy agradables al tacto e identificativos con el fin de dirigir el dedo hacia la zona estimada del seguro.

Para finalizar, el gatillo tiene un recorrido mínimo, lo que hace que los disparos sean secos. La verdad es que el mundo de los gatillos es muy subjetivo y aquí los cazadores somos “muy nuestros”, a nosotros, personalmente, nos gustó y convenció para el uso en todo tipo de modalidades, incluyendo rececho.

En resumen, un semiautomático con sus pros y sus contras, pero con toda seguridad nos colmará de alegrías y que recomendamos sin ninguna duda, en especial por la seguridad de su acción que, salvo rarísimas excepciones y un perfecto cuidado y limpieza del arma, jamás nos dejará tirados.

Autor: Cinegetics / https://www.facebook.com/Cinegetics/

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Visor Zeiss Conquest V6, ‘el bienvenido’

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Hablamos del Zeiss Conquest V6, un visor que ha entrado en el mercado con intenciones de quedarse.

Cuando tuvimos el visor por primera vez en la mano nos dio una sensación de gran resistencia. La composición en cuestión de materiales le da buena rigidez y consistencia, algo característico de la casa Zeiss, salvo algunas excepciones en modelos concretos.

La retícula es de 60, de segundo plano y con el suplemento de que es iluminada y permite una regulación simple y efectiva. La retícula 60, bajo nuestra opinión, es muy útil para tiros largos que permite apuntar con eficacia sobre animales a grandes distancias, ya que apenas cubre el objetivo a abatir.

La calidad lumínica y la nitidez son bastante buenas para el precio que este producto tiene; sin embargo y fue algo que nos llamó la atención, la torreta balística no llega a ser la ASV LONG RANGE que montan los visores Zeiss v8, ofrecía algo más de resistencia, aunque creemos que puede ser debido a su condición de nuevo.

ZEISS Conquest V6 1.1-6×24, ZEISS Conquest V6 2-12×50 and ZEISS Conquest V6 2.5-15×56

La ‘ruleta’ de los aumentos está numerada muy eficientemente e incorpora la novedad de que los números van en sentido contrario al que nos tienen acostumbrados los visores de caza, es decir, para aumentar la imagen, la rueda hay que girarla hacia la derecha. Ésta viene recubierta por una banda gomosa que permite un buen agarre, al igual que en el accionamiento de la retícula iluminada. También destacamos que el rango de aumentos se incrementa con respecto a modelos anteriores, proporcionando en el mismo visor un rango de hasta 12,5 aumentos, en este caso de 2,5 a 15.

El que mostramos es el modelo de carril y viene con una presentación en su estuche muy cuidada, dato que quizás parezca irrelevante, pero que nos deja con una buena sensación de profesionalidad por parte del fabricante.

En resumen, es un visor que, siendo conscientes de que no llega a las calidades de la gama Victory, nos ha gustado mucho y tras haberlo manipulado procederemos más adelante a realizar pruebas de tiro.

 

Autor: Cinegetics

https://www.facebook.com/Cinegetics/ 

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Duelo de titanes: Blaser R8 Professional Sucess Black Edition vs. Sauer 404 Synchro XTC

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Blaser R8 Professional Sucess Black Edition.

Hablamos del Blaser R8 Professional Sucess Black Edition y del Sauer 404 Synchro XTC, dos rifles que están dando mucho que hablar en el ámbito cinegético…

Tras tomar los dos rifles y manipularlos hemos podido llegar a una serie de conclusiones que plasmaremos en este artículo con el fin de ayudar a los cazadores a resolver sus dudas.

Sauer 404 Synchro XTC.

Cuando tomamos el Blaser nos ofrece una ligera sensación de peso en la parte más trasera del arma, concretamente en la parte de la culata y la acción del cerrojo… No es algo excesivo, pero el peso no está tan bien distribuido como el Sauer Synchro XTC.

El cerrojo del Blaser es el clásico rectilíneo que ya venía montando en su modelo R93, aunque mejorado, es más rápido de ejecutar que el de cuatro tiempos que monta el Sauer, algo que en este rifle nos parece irrelevante, ya que su fin es utilizarlo en recechos y no hace falta esa velocidad “extra” que sí es determinante en otras modalidades, como monterías.

Una de las cosas que más nos gustaron de Blaser es el gatillo dorado que le permite un tacto más agradable y una mayor protección contra la corrosión, al igual que el cabezal de cerrojo, recubierto con nitrito titanio, que le ofrece un poco más de consistencia y protección contra el óxido, algo vital ya que es una parte muy importante del arma.

Posee un suplemento opcional que es la incorporación de un sistema de gatillo y disparo denominado ATZL es un sistema de pelo muy avanzado, por un lado, el sistema del “modo caza” con una presión aproximada de 650 gramos o el “sistema Match” que es de unos 250 gramos, aproximadamente.

Blaser R8 Professional Sucess Black Edition.

En el caso del Sauer Synchro XTC una vez que lo tomamos es un rifle con el peso muy bien distribuido, una sorprendente ligereza y un encare muy intuitivo…Destacar que el agarre de la culata denominada Tumbhole se acopla prácticamente a la mano, ofreciéndonos una sensación de absoluta armonía entre la culata y nuestro cuerpo, se adapta a la perfección. Además, está equipada con un sistema de regulación de la carrillera en altura, algo muy importante para perfeccionar el encare al máximo.

El desmontaje es muy sencillo, ya que posee una llave en la parte final del “agarramanos” que permite manipular todos los tornillos de montaje y desmontaje, no sólo del sistema de culata, sino también del cañón. Igualmente, posee regulación del gatillo muy simple y sencilla y el material del que está compuesto (que es fibra de carbono, lo que le confiere una ligereza, incluso en los calibres mágnum, realmente impresionante) le ofrece una resistencia muy elevada y una buena absorción de la energía del retroceso, permitiendo una reducción notable del mismo, un plus muy, muy, positivo y que, sencillamente, está al alcance de pocos rifles.

Sauer 404 Synchro XTC.

El tema de seguros quizás nos convenció menos, ya que el seguro de Blaser, aunque es de gran calidad, presentaba una dureza quizás algo excesiva para nuestro gusto, aunque la composición del material nos pareció más resistente que la del Sauer; sin embargo en el Sauer la manipulación fue algo más sencilla. No obstante, ambos seguros son de última generación, ya que, no simplemente bloquean el gatillo (como los seguros tradicionales), si no que destensan por completo la aguja percutora, lo que les confiere una seguridad total.

Si desea adquirir cualquier articulo probado por nosotros o tiene alguna duda al respecto, puede consultarnos a través de nuestro teléfono (+34) 691 84 19 31 y estaremos encantados de ayudarle…

 

Por #Cinegetics

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Un pequeño gran matón: el calibre .270 W

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Hablamos del calibre .270w un viejo amigo que siempre está para ofrecer soluciones…

A la hora de hablar de calibres es muy complicado dar un análisis completamente objetivo, ya que las experiencias que hemos vivido cada cazador influyen en nuestra opinión. Nosotros vamos a dar la nuestra, esperando que sea la más cercana a la objetividad, y permita y sirva de información y ayuda a todo el que la necesite…

El .270 W es un calibre principalmente diseñado para recechos, nace de nuestro famoso y más que conocido .30-06, se agotella su vaina con el fin de recibir proyectiles de .270 (.277 reales). Las cargas de proyectiles son variadas en cuanto a recargadores; sin embargo, en munición comercial las más comunes son 130 grains y 150 grains.

-130 grains: su principal cometido es en recechos cumpliendo a la perfección con su cometido, permitiendo una gran tensión y gran velocidad a la vez que rasante, permitiendo abatir cualquier especie de nuestra fauna, así como especies foráneas.

-140 grains: digamos que es el peso medio de este calibre, ya que posee las ventajas de los 150 grains y un vuelo similar a los 130 grains, en resumen, un poco más de potencia sin resentir la trayectoria.

-150 grains: su principal cometido o uso es en monterías, batidas e, incluso, hay personas que lo usan para rececho también, como carga universal para evitar centrar el arma cada vez que cambiamos de modalidad.

Realmente, y creemos que en esto estaremos todos de acuerdo, el .270 es un calibre que hace muchísimo más de lo que parece, con el que podemos abatir con soltura el más portentoso de los venados, incluso el cochino más grande en montería. Es cierto que hay calibres más contundentes y más idóneos, pero nuestra experiencia nos ha confirmado, sin duda alguna, que cumple sobradamente en todas la modalidades.

Evidentemente, muchos factores afectan al lance, ya que no hay dos iguales, aunque sí parecidos, cada disparo es un mundo y la colocación es fundamental, así como la bala utilizada, por lo que, realmente, si la colocación no es buena, se puede pinchar hasta con el más potente de los calibres, por lo que recomendamos este calibre para todos los públicos por su tremenda suavidad, su tensión, su gran rasante y, por qué no, por su potencia más que cumplidora. Estamos ante un grandísimo cartucho para iniciarnos en la caza y para acabarla, que en manos de un gran tirador es tremendamente letal, si de por sí ya lo es…

 

Si desea adquirir cualquier articulo probado por nosotros o tiene alguna duda al respecto, puede consultarnos a través de nuestro teléfono (+34) 691 841 931 y estaremos encantados de ayudarle…

Por #Cinegetics

 

 

 

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Batidas cochineras en Chequia, testando las TipStrike y TipStrike de Norma

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La región central de República Checa, rodeada de montañas y frondosas manchas de vegetación, entre los que destaca el famoso bosque de Bohemia, fue el lugar elegido por el fabricante de munición Norma para desarrollar sus últimas y exigentes pruebas con la saga de puntas Strike, y a las que tuve la fortuna de asistir.

En dirección al sur, aproximadamente a 150 kilómetros de distancia de la capital, se abre una zona de mucho encanto, por donde las carreteras discurren entre lagos, embalses y canales, adentrándose en bosques de abetos, hayas, arces y abedules, salpicados por extensos y ondulados prados y tierras de labranza, tan grandes y antiguos que ocupan una tercera parte del territorio y están bajo la protección de la Unesco. Ambos biotipos forman el lugar perfecto para la proliferación de animales silvestres, encontrando cobijo y comida abundante, y en donde el jabalí destaca por encima de todos.
Un grupo de doce cazadores especializados en armas y municiones, procedentes de diferentes países como Alemania, Suecia, Italia, Estados Unidos, etc., formamos filas para testar durante tres días las nuevas puntas TipStrike y EcoStrike de Norma.
Durante más de 115 años Norma ha gozado de la confianza de cazadores y tiradores deportivos por todo el mundo, respondiendo con éxito a las demandas de un mercado exigente y en continua evolución. Por ello, no dudaron en fabricar una punta propia y todoterreno, con parámetros balísticos sorprendentes y de las más altas prestaciones.
Dos son las nuevas líneas de munición pertenecientes a la familia Strike que incrementan el amplio portfolio de la marca sueca. La TipStrike está cargada con un proyectil de punta de polímero y la EcoStrike es una munición de las denominadas lead-free, o libres de plomo, ambas de elaboración 100% Norma.
TipStrike es un proyectil de punta de polímero diseñado para obtener un alto poder de parada gracias a su importante penetración y retención de peso que se combina con una excelente expansión. Una munición que ha desembarcado de lleno en monterías y batidas dadas sus excelentes cualidades. Pero no sólo quedan aquí sus bondades. Dado el elevado coeficiente balístico y estabilidad, se convierte en una punta ideal para recechos, incluso de alta montaña.
Las pruebas realizadas en el campo de tiro, tanto en dianas fijas como blanco móviles, dejaron constancia de la suavidad del cartucho y de su excelente agrupación en los distintos calibres probados, desde el .308 Winchester al 9,3×62.
La suerte estaba echada. Estas fueron las posturas que me tocaron para el primero de los tres días de batidas en las que participaría en República Checa. Unos ganchos cortos, con solamente dos líneas de posturas cerrando la mancha y en la que jabalíes, zorros y hembras de ciervo y muflón serían las piezas a abatir.
Como es costumbre en Centroeuropa, la jornada empezada al toque del halali, la tradicional tromba que anuncia de forma festiva y bucólica el inminente comienzo de la cacería.
Tras el halali llegan las presentaciones formales de todos los participantes. El capitán de montería va citando uno a uno los nombres de cazadores y batidores, quienes, de forma solemne y en total silencio, escuchan las indicaciones a seguir en las distintas batidas del día. Pocos perros, y de rastro, conforman las fuerzas rehaleras para mover la caza.
Puestos cortos, con poca visibilidad y en medio de densas arboledas fueron los más comunes. A pesar de no tener monte bajo, el ramaje seco y la cantidad de líneas asimétricas de coníferas dificultaban jugar bien el lance cinegético.
A pesar de inaugurar las batidas con una postura cuyo número para muchos es sinónimo de mala suerte, la providencia hizo que hasta mí llegara una cochina de respetable tamaño, y que fue abatida de un certero encontronazo con la EcoStrike de 150 grains del legendario .30-06 Springfield que escogí para este primer día.
¡No sin mi Blaser! Son muchos años lo que llevo monteando con esta reconocida marca. Su rapidez, precisión y fiabilidad son incomparables, y especialmente necesarias para monterías y batidas. Como lente llevé un Zeiss V8 de 1,8-14×50, con el fin de defender bien aquellos puestos a campo abierto, de los que también puede disfrutar.
La solemnidad y respeto por las piezas abatidas se ponía de manifiesto al finalizar cada jornada. Un bonito tableau rodeado de ramas de roble y abeto, escoltado por unas apetecibles hogueras, convertían el plantel de caza en un bucólico cuadro de época.
Los afortunados monteros recibían, uno a uno, la felicitación y el respeto del capitán de montería y batidores. Costumbres y tradiciones llenas de admiración que ponen en valor el sentimiento que los pueblos centroeuropeos conservan sobre la acción venatoria. Algo que, quizás, nosotros hemos perdido y debiéramos recuperar.
Poco a poco los días iban pasando y los resultados cosechados en los distintos lances fueron más que satisfactorios. Las TipStrike y EcoStrike cumplían a la perfección su cometido.
Un rendimiento notable incluso en grandes animales, como este buen macareno, de casi 150 kilos, que logró parar a toda carrera el colega sueco Jens Ulrik con una TipStrike de 170 grains, y que previamente dejó tres perros rajados.
Los canales balísticos de la Norma TipStrike presentan unas cavidades de expansión muy amplias, pero ya dentro del animal, evitando así la sobreexpansión. Además, el empuje de penetración es muy alto, consiguiendo alcanzar las zonas más vitales de la pieza a pesar de efectuar un disparo sucio.
Los tres fundamentos básicos del poder letal de esta munición se centran en su meticulosa construcción:
• Punta de plástico sin cámara de aire que actúa como espoleta para retardar la expansión hasta que llegue al interior de la pieza.
• Anillo mecanizado al final del proyectil para retener la expansión, pero con una camisa fina en la punta y más gruesa en el centro del cuerpo para que su deformación sea controlada.
• Perfil aguzado para conseguir un alto coeficiente balístico generando trayectorias muy tensas.
Con el bosque bohemio en pleno esplendor otoñal, en donde los intensos colores ocres, rojizos y dorados de los árboles de hoja caduca se mezclaban con los penetrantes verdes de las diferentes especies de coníferas, fui disfrutando una a una de las tres o cuatro batidas que celebrábamos en cada jornada diaria.
Las tertulias cinegéticas, al final de cada batida, comentando los sucesivos lances, dejaron impagables y buenos momentos de compañerismo, aprendizaje y emoción por un lance bien jugado. Esta instantánea recoge el momento en el que Thierry Daguenet, vicepresident sales de la casa RUAG; Carin Höglund, directora de marketing de Norma, la conocida cazadora checa Maria Jurova y un servidor, comentábamos en el campo el fascinante lance jugado sobre una cochina que me entró por la espalda de mi postura y me consiguió sacar tres tiros hasta que me pude hacer con ella a toda carrera.
Para finalizar la estancia entre los bellos bosques checos, puede despedirme con un bonito doblete de jabalíes. Otra vez la TipStrike de 170 grains del .30-06 cumplió sobradamente su cometido y poco tuve que pistear. ¡Cayeron redondos!

Por Antonio Adán Plaza

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Pulsar Helion XQ50F, monocular de visión térmica. Por Michel Coya

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Dentro de los diferentes aparatos de visión nocturna que ofrece el mercado, destacan, sin duda, los monoculares que no pueden utilizarse como aparatos de puntería. El motivo de su atractivo para el cazador es sencillo de entender: son considerados en la mayoría de las comunidades como legales para su uso en actividades relacionadas con la caza.

Sus aplicaciones en este campo pueden ser muchas, pudiendo venir en ayuda tanto de la gestión, como en labores de vigilancia, seguridad o, simplemente, caza. Está claro que al igual que cuando podemos apoyarnos con fuentes de luz, la ventaja es grande, asegurándonos que llegado el momento de jugar un lance no habrá confusiones posibles.

De todas formas, trabajando en este campo siempre entra en juego la picaresca y la falta de ética, consideraciones en las que, por supuesto, no entraré, centrándome exclusivamente en los aspectos técnicos que revisten a este aparato concreto y su capacidad para poder ofrecernos imágenes en la oscuridad, dando por hecho que serán utilizados siempre bajo la ética y el respeto que todo cazador debe tener como obligación personal.

Pulsar Helion XQ50F

El Pulsar Helion XQ50F –que distribuye en España la empresa Makers & Takers (http://makers-takers.com/)– funciona mediante un sensor de IR, algo que definen como un microbolómetro no refrigerado, ¿el palabro se las trae, verdad? La realidad es que hace mención a que su funcionamiento se basa en diferenciar fuentes de calor, ofreciéndose la gama Helion con modelos que trabajan con diferentes frecuencias, aumentos y diámetro de lente. A diferencia de los visores nocturnos basados en tubos intensificadores de imagen, no necesitaremos ninguna fuente de luz ni se verán afectados por la exposición a luces brillantes. Una de las ventas que nos ofrece es ser capaz de trabajar tanto de noche como de día, incluso en condiciones meteorológicas adversas, pudiendo mirar a través de lluvia, niebla o de objetos como hierba alta, ramas o arbustos. Su terminación es estanca, preparada para un trabajo duro, estando además de las actividades ya reseñadas indicado para otras como observación, orientación en rutas o misiones de rescate.

La prueba

Después de echar un vistazo al manual de instrucciones, cargar la batería, descargar la aplicación móvil Stream Visión y enredar con las persianas bajadas dentro de casa, me traslado hasta Caso dispuesto a poner al Helion a prueba.

Subimos hasta la Collada Arniciu y antes de salir del coche enciendo el aparato y concreto el wifi al móvil. Realmente, el instante en el que comienzo un barrido en el amplio valle que sube de Gobezanes, repasando la falda de la peña Busllar, nos deja perplejos. Hay que ir trabajando con el enfoque continuamente, pero realmente se ve, especialmente cuando un animal aparece en escena. Desde la mayada, las yeguas pastan tranquilamente en plena noche y no pueden imaginar que las estamos observando.

Juego entonces con los aumentos, cambio el tipo de color, mido distancias, hago fotografías, vídeo, tanto con el propio aparato como con el móvil, desde donde es más cómodo ver lo que el XQ50F nos va mostrando oculto en la oscuridad.

Es importante bajar brillo para no acabar muy deslumbrado, siendo muy interesante la opción de un trípode donde dejar fijo el aparato en observaciones fijas de un determinado lugar. De esta forma, será mucho menos cansado, mucho más relajado, controlar a través de la pantalla de nuestro móvil. Finalmente, nos asomamos a una ería salpicada de prados y cierres de vivo. Y allí damos con algo. Ponemos entonces a prueba de verdad al equipo. Apoyándonos sobre el coche y metiendo aumentos, tardamos en descubrir qué pieza es realmente. La distancia es de unos 250 metros, aproximadamente. Por fin queda claro, se trata de un corzo, constatando como al subir los aumentos es mucho más difícil controlar el enfoque.

Texto y fotos Michel Coya / apuntomichelcoya@gmail.com / www.apuntomichelcoya.com

Haz click para ver el pase de diapositivas.

PIES DE FOTO

Fotos 1 y 2.- Paso por báscula y metro al Pulsar Helion XQ50F. Pesa con batería 553 gramos y mide poco más de 21 centímetros.

Fotos 3 y 4.- Detrás del objetivo se encuentra el anillo del enfoque. Es de grandes dimensiones y debemos utilizarlo con frecuencia al ir cambiado de distancia de visionado. La tapa de plástico protectora es abatible.

Fotos 5 y 6.- El ocular cuenta también con anillo para la corrección de nuestras dioptrías, ajuste que como en cualquier aparato óptico debemos hacer en primer lugar. Cuenta, así mismo con un protector lateral para el ojo fabricado en goma para evitar que nos entren luces indeseadas.

Fotos 7 y 8.- El aparato es acompañado de cargador para la batería. Al enchufarlo y durante la carga aparece intermitente una luz verde. La trama de su parpadeo nos indicará el nivel de carga.

Foto 9.- Stream Vision es la aplicación móvil que nos permite manejar al Helion de una forma incluso más sencilla e intuitiva. Su descarga es gratuita conectándose entre aparatos a través de wifi, pudiendo guardar directamente vídeos y fotos en nuestro teléfono.

Fotos 11, 12 y 14.- El zoom digital del Pulsar Helion XQ50F va desde 4,1x a 16,4x. La yegua que aparece en la fotografía se encontraba a unos 120 metros de nosotros. Al subir los aumentos es imprescindible afinar con el enfoque para conseguir detalles precisos.

Foto 15.- Tres modos de observación: de contraste mejorado para fondos rocosos, de contraste bajo para fondos de vegetación y en modo universal para observaciones en general.

Fotos 16, 17, 18 y 19.- Cuatro son los modos de color que podemos elegir: negro cálido, rojo cálido, blanco cálido y monocromático en rojo. En cualquier caso, es muy importante ajustar el brillo y contrate para evitar el deslumbramiento.

Foto 20.- ¿Ha visto usted Juego de Tronos?¿Sabe quiénes son los Caminantes Blancos…? No, no es uno de ellos, es el autor de estas líneas.

Foto 21.- A gran distancia, más de un kilómetro, pastan tranquilas un grupo de ciervas. A pesar del zoom digital y del enfoque es imposible concretar más su imagen.

Foto 22.- En el valle que sube a la Collada de Arnicio conseguimos encontrar a esta corza. Aprovechamos la posición para intentar poner a prueba todo el potencial del Pulsar. La distancia es de unos 250 metros.

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Michel Coya cazando el jabalí a traílla con el Mauser M12 Pure

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No es la primera vez que probamos en estas páginas al Mauser M12. El modelo más reciente de la marca alemana viene ahora, aún si cabe, vestido al más puro gusto clásico. En el fondo se trata simplemente de un guiño al abuelo, al omnipresente Mauser M98 y a sus versiones Sport, la vaca sagrada de la marca que sigue representando tanto la modernidad en cerrojo como el mismo día en el que apareció.

Y es que si algo destaca en Mauser es en ofrecer armas bien fabricadas que, aun pudiendo innovar, demuestra maestría en lo que entendemos por cerrojos convencionales, conjugando carácter y diseño siempre cerca de la tradición.

El M12 Pure viene a sustituir a la versión Basic, sumando una suerte de detalles que consigue hacerlo un poco más Mauser.

Para su prueba nos sumergimos de lleno en una de las modalidades más tradicionales en caza mayor, la batida de jabalí con perros de rastro. Viajamos entonces a León, a una de esas reservas de montaña ricas en caza, paisajes y paisanajes. Mampodre nos recibe con tiempo de norte, un clima duro y lluvioso que pone en apuros equipo y afición, haciendo de la modalidad especialmente intensa.

Acompáñenme, desgranemos esos detalles que hacen del M12 una muy interesante opción, descubramos un arma a la altura de una modalidad tan auténtica como la batida de jabalí a traílla.

Un artículo de Michel Coya / apuntomichelcoya@gmail.com / www.apuntomichelcoya.com

 

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PIES DE FOTO

Foto 1.- El cuartel de Cofiñal, en plena RRC de Mampodre, León, es el escenario elegido para sacar a bailar a un equipo formado por marcas de tanto prestigio como Mauser, Zeiss, Sauer y Norma.

Foto 2.- La caza debe ser de verdad… como la amistad. Comparto esta jornada con amigos, cazadores que disfrutan de una modalidad que prioriza calidad a cantidad, exigiendo esfuerzo y afición. De izquierda a derecha mis amigos Óscar Valdeón, Adolfo Sanz, mi hermano Javier y mi sobrino Miguelín, y a la derecha Abel.

Fotos 3 y 4.-El perro de rastro llega al tope de maestría cuando es dedicado a la caza a traílla. Cazar jabalí en zonas donde comparte casa con rebecos, venados, corzos, zorros, lobos y osos, exige un entrenamiento riguroso para conseguir ‘limpiarlos’. Un perro de jabalí debe ser un perro que solo toque cochinos, de no ser así no sirve. Piensen que en las batidas el número de perros a utilizar está regulado, siendo a la vista del cazador acostumbrado a las recovas casi ridículo. La diferencia está en la eficacia de cada uno de ellos, maestros que deben ser capaces de llegar a los encames, levantar y llevar hasta los puestos. Todo ese adiestramiento exige una dedicación costosa y paciente. Ahí tiene a los monteros almorzando mientras los cazadores van ocupando las posturas.

Fotos 4, 5 y 6.- Mi amigo Fidel Olea hace en esta batida de montero mayor, organizando y repartiendo al resto por la echada. Enamorado de los grifones azules de Gascuña, esos aulladores de los que destaca su voz y afición, se trae en esta ocasión a campear una pequeña cachorra. Observe como porta también un collar localizador, ese completo que se ha hecho imprescindible ante la tenacidad que muestran estos titanes sobre los rastros.

Foto 7.- El perro de rastro no es un perro de agarre, siendo con mucha frecuencia víctimas de los colmillos de los grandes machos. De un tiempo a esta parte se van imponiendo los chalecos protectores, capaces de libramos en muchos casos de heridas mortales. En la imagen Fidel con un impresionante jabalí rematado a lanza en este misma reserva un quince días atrás.

Foto 9.- Las líneas jabalineras se imponen, siendo en general el perro de caza un cruzado de padres que han demostrado eficacia. En su sangre pinceladas de sabuesos españoles y grifones asturcántabros, a los que han venido a unirse las razas francesas. Ahí tiene a mi hermano Javier, tras una gran faena, con el Colorado, un perro que lleva en sus venas además de las razas ya nombradas pinceladas de grifón azul de Gascuña y de coonhound.

Fotos 10 y 10b.- Una de las características mas relevantes del M12 es su gran capacidad de cargador. En el ejemplar probado recamarado en .30-06 Sprgf, un cartucho estándar, almacena cinco cartuchos a los que habrá que unir el alojado directamente en la recámara.

Fotos 11, 12 y 14.- Las Norma Plastic Point son todo un clásico bien conocido en la caza de acoso. Con un peso de 180 grains en .30-06 Sprgf abandonan la boca a 823 m/seg. Su característica más destacable es su comportamiento terminal, con una expansión capaz de ceder toda su energía rápidamente, toda una ventaja cuando necesitamos poder de parada. Regulado unos cinco centímetros por encima a 100 metros, nos permite cubrir sin problemas puestos por encima de los 200 metros, habituales en las batidas de montaña.

Foto 14b.- Norma es una empresa preocupada del medio ambiente, ejemplo de ello son los embalajes de la munición. Tanto caja como contenedores son completamente biodegradables.

Fotos 15, 16, 17 y 17b.- Sobre el M12 Pure una Zeiss Conquest V6 2-12×50, una combinación óptica que se muestra como ideal para cazaderos como éste. A diferencia de otros terrenos, las batida en montaña puede ofrecernos tanto puestos muy cercanos como balcones con amplios tiraderos. Distancias por encima de los 200 metros son del todo normales y ante ellos un visor con un rango extremo demuestra su utilidad. Su retícula es una nº 4 al que completa con un punto rojo central iluminable. Entre sus ventajas un gran campo visual en aumentos bajos que llega a los 20,5 metros a 100 metros puesto el zoom a 2x. Su peso es de 620 gramos sin carril, su longitud de 33,5 centímetros, contando con la posibilidad de montar torreta balística ASV.

Fotos 18 y 19.- Las Sauer Hexa Lock son las monturas elegidas para montar al Zeiss sobre el Mauser. Rápidas y sencillas basta con empujar hacia delante o hacia atrás ambas palancas para montar y desmontar. La posición en la que dejan al visor es bastante baja.

Foto 20.- Delante de la nuez, el botón del retén del cargador.

Fotos 21, 22, 23 y 24.- El trabajo en la madera, que ha sido subida de grado, es notable, siguiendo un perfil más clásico. El pistolet muy tendido y el lomo recto sin montecarlo, bastante alto, facilitan la subida al visor. La carrillera es de nuevo un guiño a los clásicos, sencilla, suficiente, bella. El puntal del guardamanos redondeado, flotando enterarte al cañón. Las anillas portafusil desmontables. El picado bien realizado en rombos. Definitivamente la palabra que define el perfil es ‘armonía’, nada sobra, nada falta.

Fotos 25 y 26.- La nuez el cerrojo alberga ahora la mayor diferencia técnica del Pure con el Basic. El seguro de aleta de tres posiciones ha sido cambiado ahora por un tensor, que aun manteniendo aleta y posiciones ya no es solo un seguro. El las dos posiciones blancas tendremos el rifle en posición inerte,  absolutamente descargado, sin posibilidad de un disparo fortuito aunque tengamos cartucho en la recámara. Podremos entonces incluso en la adelantada abrirlo para cargar, descargar o cambiar munición. Para colocarlo en posición de fuego deberemos presionar la aleta hacia delante, sintiendo entonces como el muelle de la aguja se tensa para armarse.

Foto 27.- El ángulo de apertura es de unos 60 grados, permitiendo una posición muy baja del visor. La manipulación exige realizar bastante fuerza.

Foto 28 y 29.- Sobre el cañón los órganos de puntería metálicos, alza en U y punto con perla de plata.

Foto 30.- La batida de montaña es caza que prioriza calidad cinegética frente a la cantidad de capturas. En la jornada vivida el resultado se quedó en solo cuatro cochinos.

Fotos 31 y 32.- Sobre el cañón y en la tapa del cargador, el logo de la marca. Observe delante del cargador como aparece el botón retenedor.

Fotos 33 y 34.- El Mauser M12 Pure es un rifle estándar con medidas estándar, su peso con las bases 3.335 gramos, su longitud, con el tubo de 56 centímetros, 106 centímetros.

Foto 35.- El cerrojo es masivo y sobrio. El cabezal es del tipo envolvente con seis tetones distribuidos en tres grupos de dos. Cuenta con dos expulsares activos y uña extractora dentro de uno de los  tetones frontal.

 

 

 

 

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Caza menor con pequeños calibres: placer y reto

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Cazando con una paralela del calibre 28.

Practicar la caza menor con pequeños calibres no está de moda, de momento. Desde mediados del siglo XX, los cazadores hemos optado mayoritariamente por el uso de escopetas de cañón de 18,5 mm, o lo que es lo mismo, por el conocido calibre 12.

Practicar la caza menor con pequeños calibres no está de moda, de momento. Desde mediados del siglo XX, los cazadores hemos optado mayoritariamente por el uso de escopetas de cañón de 18,5 mm, o lo que es lo mismo, por el conocido calibre 12.

La verdad es que preferiría que denominásemos los calibres con una nomenclatura española, basada en el diámetro del cañón, y no por la anglosajona fundamentada en el número de esferas que se pueden obtener de una libra de plomo de un diámetro coincidente con el interior del cañón.

Así, tendríamos los calibres un poco mejor ordenados de mayor a menor y no como ahora. El 12 sería el 18,5 mm y, a continuación, el 16,8 mm, el 15,6 mm y el 14 mm, que se corresponderían, respectivamente, con el 16, el 20 y 28, por ejemplo, aunque… ésta es otra historia.

¿Por qué esa popularidad del calibre 12?

Obviando los intereses comerciales y de la mercadotecnia, que normalmente dirigen nuestros gustos, y ciñéndonos a la historia, parece comprensible que en una época ya lejana, el cazador, dadas las carencias económicas, las dificultades para la obtención de pólvora y plomo, y la calidad, menor que ahora, de muchas de las armas, optara por utilizar la escopeta más ‘gorda’ posible. Una que sirviese para todo uso, pieza grande o pequeña sin distinción, corriendo, volando o mejor quietas, con el fin de asegurar el éxito en el disparo. ¿Quién no ha oído de nuestros mayores eso de salir con cuatro cartuchos y regresar con cinco piezas? 

Lo que no deja de sorprender, es que, después de tanto tiempo y con las increíbles mejoras que se han incorporado a las armas y a la cartuchería, continuemos empeñados en usar unos ‘trabucos’, mejor si tienen tres tiros, con una potencia superflua innecesaria en la mayoría de los lances de caza, en vez de optar por escopetas mucho más ligeras y de un comprobado y testado óptimo rendimiento. Es lógico pensar que, disparando un ingente cartucho del 12, de 34 gramos de munición de séptima, existen más posibilidades de acertar a un blanco móvil que disparando un delicado calibre 28, con 17 gramos y 180 perdigones. Pero, sí es cierto que todas las escopetas de caza disparan aproximadamente a la misma presión y la velocidad de salida de los plomos y su alcance es similar, lo único que hay que hacer es apuntar mejor y disparar a la distancia justa en la que los proyectiles aún no se hayan dispersado tanto como para dejar de ser efectivos.

¿No será que padecemos de una oscura e inconfesable desconfianza en nosotros mismos y en nuestras destrezas? O quizá pensemos que, si no utilizamos artillería pesada, aquella hermosa perdiz en vertiginoso descenso cruzado, aquel conejo fugaz o esa poderosa liebre que se aleja rápidamente, no irán a parar a nuestro morral, para escarnio propio y divertimiento ajeno, que siempre hay quien se alegra, sin maldad, claro, cuando marramos un tiro…

La gracilidad de serie

Escopeta paralela del calibre 28 propiedad del autor del artículo.

Nada más lejos de la realidad, ¡todos esos miedos son infundados! Los calibres pequeños –y me refiero principalmente al 28, pues el excepcional 20 entra dentro de lo que se podría considerar de tipo medio– tienen una efectividad extraordinaria. La ligereza es una de sus señas de identidad y cualidad apreciada; de hecho, los fabricantes de armas han intentado, y conseguido, poner en el mercado escopetas del 12 cada vez menos pesadas, ligeras y súper ligeras, según reza en sus catálogos, aun a riesgo de no mejorar su equilibrio.

El pequeño calibre ya trae la gracilidad de serie, lo que no sólo facilita su transporte, cuestión muy a tener en cuenta a determinadas edades y largas caminatas, sino que permite un encare tan rápido que sorprende al profano y maravilla al experto, posibilitando lances exitosos cuando la rapidez en la ejecución del disparo es imprescindible, como en los casos en que hay que acertar a un conejo de veloz huida en un trayecto muy corto.

Por otro lado, la suavidad en el disparo, debido al casi inexistente retroceso, favorece el acierto con un segundo tiro, ya sea para corregir o para hacer un doblete, pues no se produce el desencare que otras armas más potentes pueden ocasionar. Por no citar que nuestro hombro y cara siempre estarán a salvo de moratones y demás desperfectos, sobre todo en verano cuando portamos poca ropa y tórtolas, palomas y descastes de conejo nos ponen a prueba después del parón de la veda.

Valorar acertadamente la distancia de tiro

Otra ventaja indiscutible, aunque al neófito pueda parecerle una contradicción, es su poca carga de plomo, variando de 15 a 22 gramos, generalmente, lo que permite, como citábamos anteriormente, tirar a tenazón a corta distancia sin causar estragos a nuestra codiciada pieza. Cuántas veces hemos visto en los montones de caza a repartir, conejos que nadie reconoce haber matado y que ninguno de los presentes quiere llevarse por la plomada que se les aprecia a simple vista.

Otra virtud de los pequeños calibres es que nos harán adquirir la capacidad de discernir en qué momento hay que  disparar a la caza con posibilidades reales de ser abatida; es decir, aprenderemos sí o sí a valorar acertadamente la distancia de tiro. En más de una ocasión hemos presenciado, con disgusto, como algún aficionado ha disparado a una perdiz o a una liebre más allá del horizonte, siendo seguro que alguno de los trescientos y muchos plomos del ‘cartuchazo’ soltado habrá tocado, herido y puede que posteriormente causado la muerte al animal, que en la mayoría de los casos no es cobrado para desdicha de la pieza y frustración del cazador.

Y, por fin, la ventaja definitiva, que es el placer de usar un arma que viene a poner un poco de igualdad en el binomio cazador y pieza. Es, sin duda, enorme, la satisfacción que causa al sentir la arrancada de las perdices, y en pleno desconcierto por su repiar, cogerles los puntos en un movimiento sin violencia, rápido y seguro, irse con la primera, disparar y sin mirar cómo cae hecha una pelota, meter en nuestra visual a otra de las que huyen raudas y corriendo la mano sin esfuerzo, largar un segundo tiro que la frenará en seco.

O ese instante de emoción que nos regala el grácil conejo, que como por ensalmo brota del tomillo cercano en el que, instantes antes, parecía que nada había y desaparece en un segundo, entre el matorral, justo cuando apretamos el gatillo y que nos hará dudar, hasta que comprobemos nuestro acierto, si nuestra pequeña gran escopeta habrá sido más rápida que el lagomorfo.

Y, por no decir, lo que supone parar a una liebre en plena carrera con un tiro de 17 gramos de plomo y una roseta de pocos centímetros.

Mucho se ha escrito de escopetas y municiones, de si cuál es la mejor para esto o aquello o de si qué cartucho hay que emplear para los diferentes animales a los que nos vamos a enfrentar. Y, ciertamente, todas las opiniones, con base científica, tienen validez, siempre es razonable atender el consejo de los expertos. Pero hay ocasiones en las que sólo la propia experiencia nos hará ver, nos hará aprender y nos hará sentir. Muchos cazadores se niegan a probar con otra escopeta que no sea la suya, la excusa de no estar acostumbrado a otro tipo de arma es demasiado recurrente y timorata.

Hay que atreverse a utilizarlos

En primer plano una escopeta del calibre 12 especial.

Hay que aventurarse con otros calibres que no sean el 12. Exceptuando en determinadas condiciones de caza, como palomas o patos a gran altura, todo son ventajas,  las piezas de caza menor que podemos encontrar en nuestros campos, cada vez menos, eso sí, pueden abatirse con absoluta garantía utilizando escopetas ligeras, por supuesto del 16 y del 20, pero también, y sobre todo, con el 28.

La cuestión es que hay que atreverse a utilizarlos, no importa si la percha es un poco menor al principio o si se falla algún disparo, esto no es un concurso, aunque haya veces que lo parezca, lo que realmente importa es nuestra propia satisfacción, afrontando el desafío que supone cazar un poco más fino y elegante.

Estas armas no son sólo para mujeres o jóvenes de ambos sexos o para abatir codornices, como hemos oído en múltiples ocasiones, estas maravillas de la industria armamentista deportiva están destinadas principalmente a cazadoras y cazadores con dilatada experiencia y contrastada pericia, que no tienen miedo a demostrarse a sí mismos si lo que han aprendido a lo largo de su vida cinegética les permite cazar con cualquier tipo de escopeta y en cualquier situación.

Por mucho tiempo que se lleve cazando la emoción nunca se pierde, pero es seguro que si nos exigimos un poco más, cada pieza que cobremos tendrá una nueva dimensión y hará que rememoremos nuestros primeros lances de caza.

Sin duda, cazar con pequeños calibres es un placer, pero, sobre todo, es un reto.

Un artículo de Manuel Gallardo Casado

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“6,5 creedmoor, un millennial que pega duro”, por Michel Coya

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Recién entrado el siglo, exactamente en el 2007, Hornady, siempre volcada en la creación y desarrollo de nuevos productos, lanza el 6,5 Creedmoore. Atreverse a poner en el mercado un nuevo cartucho es sencillo; conseguir triunfar dentro de un abanico de posibilidades tan extenso, realmente muy difícil.

Para ello, el recién llegado debe cumplir unos requisitos que obligará a los diseñadores a tener, digamos, las ideas muy claras. No se trata de sacar lo más potente, no se trata de intentar conseguir lo más preciso, sino que se trata, simplemente, de completar el mercado con algo que no exista ya, cubriendo la necesidad de un gran grupo de aficionados.

La estrella que hoy traemos nace precisamente de ahí, de los sentidos puestos en intentar dar un paso siguiente en la búsqueda de altas prestaciones para los tiradores de arma larga. Como en todo proyecto se acotan unos requerimientos que pasan por cuestiones como conseguir retrocesos menores que el .308 Winchester, pudiendo utilizarse en acciones cortas con trayectorias tensas propias de mágnum. El reto tiene su miga, más cuando llegamos a la velocidad que se arroja en boca, a todas luces muy moderada. ¿Dónde está el secreto, entonces? Claro amigo, claro, en el diámetro ‘mágico’, en los seis y medio, esa cota capaz de arrojar altísimos coeficientes balísticos y densidades seccionales extremas.

Basta dar un repaso por los nombres propios de los .264 para encontrarnos con algunos de los más reconocidos dentro de las disciplinas y modalidades donde la larga distancia es el reto, tanto de tiro como de caza.

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Nosler vs. Weatherby

Un ejemplo clarificador de tanta virtud es una de las últimas ‘guerras balísticas’, refiriéndome con ello a la librada entre Nosler y Weatherby, dos gigantes ante los que sólo queda descubrirse cuando hablamos de cartuchería.

Nace el .26 Nosler en 2013 con la pretensión de ser el cartucho más rasante y potente jamás fabricado comercialmente para este diámetro. El Nosler es un cartucho fino se mire por donde se mire, una apuesta a ganador que bebe de las bondades del .404 Jeffery, el padre también de sagas tan conocidas como los Remington Ultramag.

Toma el guante, entonces, el ‘jefe’ de la hipervelocidad, lanzándose de lleno al proyecto que doblegue al .26 Nosler, apareciendo en 2016 su último guerrero, el potentísimo 6,5-300 Weatherby Magnum. Luchar contra Jeffery requiere cuando menos tirar de historia, haciéndolo de una forma tan habitual en ellos como es la de aprovechar una de sus vainas, en este caso la de su buque insignia .300 Weatherby Magnum, ni más ni menos que Holland&Holland a escena, en este caso la herencia del ‘Super Treinta’, el .300 H&H Magnum. Y es que a poco que nos detengamos no es por casualidad esta guerra, es sin duda, la materialización de esa búsqueda de opciones que están aún por llegar.

Estudiando el catálogo de los seis y medio, hasta los llegados, por arriba, el .264 Winchester Magnum ocupaba el peldaño superior. Desgraciadamente, su difusión está en horas tan bajas que, en la práctica, se ha acabado por convertir casi en un marginal. Detrás, el 6,5×68 Shüler, un alemán que, a pesar de sus virtudes, llega con dificultad, quizás tanto por la escasez de cargas como por las recámaras que lo montan.

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Ante el panorama, toca reconocer a uno de los protagonistas del impulso, apuntando a un ‘joven’ que demuestra sus virtudes a lo largo y ancho de cazadores y canchas, el 6,5-284 Norma, sin duda, para mí, el germen que genera la ‘revuelta’ de los seis y medio, con un aspecto en el fondo muy similar al Creedmore. ¿A qué me refiero?, simplemente. a la adopción de la vaina de un adelantado a su tiempo, el .284 Winchester, un contenedor con ‘enanismo’ con un fuerte ángulo de hombro, idéntico esquema a lo hecho con la genialidad de los mágnums cortos, tanto Winchester Short Magnum como en los Ruger Compact Magnum o los Remington Short Action Ultramag, pero, eso sí, esta vez con grosores de vaina estándar.

De esta forma, se posibilita su recamarado en acciones cortas, con una mejora balísitica importante y muy perseguida, hacer más eficaz el quemado. ¿A qué me refiero? Muy sencillo, al hacer mucho más abrupto el ángulo del hombro potenciamos de alguna forma el frenado de los gases con la creación de turbulencias internas, ayudando a que la columna de propelente queme mejor. Si a ello añadimos que, además, esa columna será más corta, el resultado final es que un altísimo porcentaje de la pólvora contenida será iniciada y quemada, generando todo el gas que potencialmente tiene capacidad de empujar. En definitiva, lo perseguido es conseguir el mismo resultado que una vaina mayor, con un contenedor más pequeño y menor cantidad de propelente, intentando que nos entregue toda la velocidad de la que es capaz, incluso sin vernos obligados a utilizar un cañón muy largo.

Debe pensar que a igualdad de longitud de tubo tendremos mayor longitud de estriado que si recamáramos una vaina estándar. Puestos a afinar el concepto nacen cartuchos como los 6XC, el 6 mm Norma BR, el 6×47 Lapua, el 6 mm Creedmoore, el 6,5×47 o nuestro 6,5 Creedmoor, todos auténticos especialistas en conseguir meter balas por el mismo agujero a gran distancia. Y es que el reto no deja de ser alto, piense que para un tirador de disciplinas de arma larga a gran distancia lo ideal es tirar con un cartucho que además de, en primer lugar, ser muy preciso, debería ser rasante en la trayectoria y muy suave en el hombro. Apuntar con precisión en términos de competición es difícil, ayudando, sin duda, que el arma tenga poco retroceso y estampido, poco rebufo, ya ve, la cuadratura del círculo. Y ahí es donde entran en juego los larguísimos proyectiles puntiagudos de los 6,5 mm, unas puntas que en pesos medios arrojan unas cifras de su perfil, que, en este caso, les permiten compensar la merma de velocidad de un contenedor tan comedido haciéndolos extraordinarios voladores.

Más importante aún es la capacidad de permitir vuelos idénticos, mucho más sencillo de conseguir cuando la moderación es la tónica general como en este caso. Pues ahí lo tiene, retrocesos mucho más suaves y con precisiones iguales o superiores al patrón .308 Winchester y además con unas curvas mucho más planas.

Para afinar conceptos basta con la comparativa que le sirvo a continuación. La carga recibida es la conocida Swift Scirocco, el reputado proyectil con punta de polímero y cola de bote, camisa acinturada y soldada al núcleo, perfecto para larga distancia. En 6,5 mm y 130 grains de peso su coeficiente balístico es de .571, en .277″ y los mismos 130 grains baja a .450, en .308″ y subiendo hasta los 180 grains .520, aún lejos de nuestro protagonista. Lejos de quedar ahí basta con observar sus densidades seccionarles para darnos cuenta de que las virtudes terminales hacen de él un serio aspirante a caza mayor, con una capacidad sobre piezas pesadas mucho mayor de lo que pudiésemos considerar en un principio.

Sin duda, un equipo de rececho cómodo, suave y preciso capaz de cubrir grandes distancias.

No es ningún secreto lo que acabo de decir, piense que el conocido 6,5×55 sueco ha sido y es un habitual para el alce europeo en el norte de Europa, bastando este ejemplo para ratificar lo dicho. Apoyándonos en las cifras la densidad seccional es la ecuación que compara peso y longitud, indicando la capacidad de generar cavidades largas.

Pues bien, con la misma punta y peso el 6,5 arroja .266, el .270″ .242, el 308″ con 165 grains se queda en .248, superándolo con 180 con .271, siendo exactamente la misma que el 7 mm con 150 grains, una conocida carga que he podido probar varias veces sobre caza mayor a gran distancia, generando siempre un canal larguísimo. Buscando su hueco entre el resto de cartuchería, en el plano cinegético tratan de enclaustrado en un punto intermedio entre los .243 Winchester y el 7mm-08 Remington. A pesar de que, efectivamente, por diámetro ese podría ser el lugar, la realidad de las cifras que acabamos de ver hace que esté mucho más cerca del 7mm-08 Remington que del 6 mm, al menos mirado desde el plano del comportamiento terminal.

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Frente a sus hermanos, sus rendimientos son ligeramente superiores a su parecido 6,5×47 Lapua, con rendimientos similares a los del .260 Remington, 6,5×55 y 6,5×57, con los que disputa velocidades a igualdad de pesos a pesar de tener una vaina mucho más corta, exactamente de 48,8 mm.

Finalmente, en pocos años su éxito le ha llevado a entrar en el catálogo de las grandes marcas, sabedoras de que su popularidad creciente es la respuesta lógica a sus bondades. Ahora mismo fabrican 6,5 Creedmoor desde la casa madre Hornady, pasando por Winchester, Federal, Nosler, Amotic, HSM o Norma, la munición novedad en el mercado que hoy traemos aquí. Con la punta de 130 grains Scirocco de Swift arroja una velocidad en boca de 850 metros por segundo, toda una elección para caza mayor a rehecho de cualquiera de nuestras especies, dándonos, sin duda, también excelentes resultados en disparos de esperas y aguardos por la capacidad de retener peso de esta punta premium.

Tirando con el 6,5 Creedmoor

Y ya estoy sobre las sacas en el campo de tiro con esa emoción que despierta el probar una auténtica novedad.

El equipo recibido está formado por un sintético Sauer 100 Classic XT, monturas Sauer Hexalock y, sobre ellas, un Zeiss V6 Conquest 3-18×50. Quito el cerrojo y aproximo la óptica a través del cañón. Alimento entonces y me dispongo a hacer el primer disparo a 50 metros. El tacto del disparador es seco, sin ningún tipo de enganche ni recorrido, pero eso sí, algo sobrado de peso. El visor a 10 aumentos y el corrector de paralaje ajustado me traen una imagen enorme de la diana.

…y por fin en cancha dispuesto a poner a prueba un equipo tan novedoso: Sauer 100 Classic XT, Zeiss V6 Conquest 3-18×50 sobre Hexalock, 6,5 Creedmoor Norma Swift Scirocco 130 grains.

Sale el disparo comprobando una de las bondades del cartucho, su ligerísimo retroceso y bufido. Un pequeño ajuste y toco el centro de la diana. Subo, entonces, el visor a la máxima potencia y ajusto el paralaje. Desconozco el motivo de por qué las torretas para este fin sólo nos indican 50 metros e infinito, siendo, al menos para mí, difícil encontrar el punto exacto.

Hago así tres series de tres disparos, arrojando la mejor de ellas una separación entre centros de 2,2 cm, precisión Sub-MOA que, a buen seguro, puede mejorarse tras el obligado rodaje y el afinado en peso del disparador.

Vuelvo a casa con una sensación de prueba incompleta, el 6,5 Creedmore se merece una pieza a más de 500 metros… habrá que hacerlo. CyS

Por Michel Coya

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.270 Winchester, el elegido. En el punto de mira (I)

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Los tres rifles probados recamarados en .270 Winchester. De izquierda a derecha, Winchester M-70 Pre-64 Super Grade, Blaser R-8 Professional Success, y Steyr Mannlicher Classic. Estamos ante tres exponentes claros de las diferentes tendencias en rifle. Por un lado, el Winchester guarda un diseño clásico americano, pesado y sobrio; el Mannlicher es largo y ligero, belleza de líneas al más puro estilo centroeuropeo; por su parte, el R-8 es la modernidad más rabiosa, culata Thumbhole sintética en un rifle compacto y, a la vez, con longitud de cañón estándar para su grupo de cartuchos.

Acostumbrados ya a vivir en un mundo en constante cambio, acelerado en el desarrollo, tanto que, a poco que nos asomemos o pensemos en ello, crea vértigo, da gusto recurrir a veteranos conocidos para volver al camino correcto. No existe mejor forma para conocer realmente la veracidad de las virtudes de un nuevo desarrollo como el poder compararlo con uno ya probado. Pregunte entre el grueso de cazadores con experiencia y verá cómo, entre los cartuchos destacables, siempre aparece el viejo Dos Setenta. Mire, me ha costado, me duele ponerle, encima, un adjetivo así, es como insultarlo. Nuestro amigo es de una perfección tal que resulta difícil verle antiguo. Observándolo, estudiándolo, siempre me da la impresión de tener entre las manos una novedad dispuesta a demostrar cómo se deben hacer las cosas en cartuchería para caza mayor… Pero, claro, como la estrella que es, la publicidad mal dirigida que el dinero puede poner en marcha según sus necesidades, mermó su difusión en base a una falsa carencia de eficacia sobre las especies mayores ¿Para qué? Sencillamente, para relanzar a otros. No hay fundamento técnico que lo sustente y yo se lo voy a demostrar. CyS

Mi agradecimiento a las empresas Aguirre y Cía., Excopesa, Industrias El Gamo y a la Armería Fuertes de Colloto, Asturias. Sin su colaboración la realización de este artículo hubiese sido imposible.

La longitud de los tres modelos es bastante diferente. Mientras el Blaser muestra su carácter de compacto, el Mannlicher es largo y estilizado. No se engañe, no es sólo el cañón el culpable de ello. Aunque en un principio pueda pensarlo ante la gran diferencia, el metro no engaña, dando finalmente 60 cm de tubo para Mannlicher y Winchester, quedando el Blaser con sólo 3 cm menos: 57. De ello se desprende la evidencia de una de las virtudes del sistema R-8, de su acción compacta, a modo de un notable acortamiento del arma. Las longitudes totales de los tres modelos son 115,5 cm para el Mannlicher Classic, 113,5 cm para el Winchester 7 Super Grade y 102,5 cm para el Blaser R-8 Success Professional.

Absolutamente distintos entre sí, marcan diferencias cuando se trata de definir sus culatas, esa parte de los rifles que, finalmente, más contacto tiene con el tirador, fundamental en el último y definitivo momento. De izquierda a derecha, Super Grade con carrillera americana, lomo recto y pistolet tendido, Success Professional Thumbhole con carrillera, lomo recto, un ligero montecarlo y pistolet muy marcado. Finamente, el Mannlicher elige por lomo de jabalí, pistolet bastante curvo y carrillera bávara. Los tres rifles montan cantoneras de caucho, el Winchester siguiendo el estilo digamos mas ‘añejo’ opta por un mayor grosor con acabado también custom. Observe cómo las anillas son desmontables en Blaser y Winchester, y fijas, en cambio, en el austriaco.Los picados hechos a mano en las culatas de madera, contrastan con las inserciones de goma en la culata sintética, en un intento por evitar fallos de asimiento cuando esté mojada.

Los brocales son rebatidos en los tres modelos dando una idea clara de que estamos ante rifles de caza. La protección de la boca del cañón es de vital importancia si queremos conservar la precisión. El tratamiento del metal es satinado mate antirreflejos en Mannlicher y Blaser; pavonado clásico en negro azulado, en Winchester.

La parte inferior muestra el cierre de la carcasa, guardamontes y cargadores. Exceptuando al Winchester 70, que como es preceptivo opta por tapa del cargador abatible, los otros dos modelos son tipo petaca, con la salvedad de que el R-8 junta grupo de disparador en el mismo casete.

Los puntales demuestran sus genes: redondeado en ébano para el americano, Schnabel en palo rosas para el austriaco, schnabel sintético para el alemán. Observe, así mismo, la posición de las anillas portafusil delanteras. Mientras en Blaser aparece en el frontal, Mannlicher y Winchester optan por la situación habitual adelantada en el guardamanos. Este último, cuidado al detalle como reconocimiento a un rifle que marcó una época, sujeta la anilla desmontable en un receptor longitudinal fundido con la madera, al estilo de los rifles custom norteamericanos.

El seguro del Winchester 70 Super Grade es el clásico de tres posiciones, de aleta, de bandera. Fuego en la mostrada en la instantánea, seguro con apertura de cerrojo en la siguiente, y seguro y bloqueo total en la más cercana a la cara del tirador. Evidentemente, para quitarla sólo tendremos que apretar hacia delante. La maneta del cerrojo tiene la bola moleteada en rombos para un mejor asimiento en la repetición. En una manufactura así no caben los plásticos, las aleaciones ligeras, todo es acero y madera.

El alza del M-70 permite su reglaje en deriva y altura.

El Pre-64 cuenta con el fleje largo del extractor que envuelve el culote del cartucho como su antepasado M-98. El acabado de la acción es contrastado entre el negro brillante del pavón y el acero a espejo del cuerpo.
Sobre monturas Warne desmontables aparece el visor Kahles sobre el Steyr Mannlicher Classic.
El cerrojo es el SBS 96, tiene el seguro en la garganta de la culata. Es silencioso y de tres posiciones, permitiendo la última plegar la maneta.
El alza del Classic permite su corrección en deriva; el punto de mira, en altura.
Sobre las monturas originales Blaser, aparece el masivo Zeiss Victory FL Diavari 4-16×50.
En este caso, el Kahles es un Helia C 3-12×56, perfecto para sacarle el rendimiento a un cartucho como el .270 Winchester. Por un lado, tendremos luz suficiente en amaneceres, atardeceres y esperas con luna, junto a una notable potencia en disparos largos de rececho.
El tensor del R-8 ha sido suavizado para una más sencilla manipulación. En el R-93 la presión para el montaje era tal vez excesiva, impidiendo su correcto manejo a personas con poca fuerza en las manos.
Alza con corrección en deriva del Blaser y punto blanco para un mejor guiado y adquisición.
Este Victory con lentes de Fluorita cuenta con corrector de paralaje y torreta ASV para la compensación de distancias. Su peso es de 710 gramos y la longitud de 33,6 cm. Un visor técnico a medio camino entre la caza y disciplinas de tiro o tácticas. Evidentemente, con 16 aumentos la capacidad que nos ofrece para disparos muy largos es muy elevada. La retícula en este caso es tipo Plex y se encuentra en el segundo plano.
Detalle del cargador y grupo de disparo ‘detachable’ en el R-8. Fácil de manipular, está claro que ofrece un extra de seguridad. Fíjese bien en la inserción de goma en la empuñadura del pistolet: es suave, cómoda y con un tacto muy agradable.
Conceptos totalmente distintos dentro de acciones de cerrojo. Mientras el Winchester 70 con la acción Pre-64 que le dio fama opta por el extractor giratorio, Mannlicher y Blaser lo montan en la cabeza del cerrojo. Cargadores separables frente a tapa y teja basculantes.
Como antes de un combate, paso por la báscula a los tres púgiles, sin visor, limpios. El Winchester pesa 3,889 kg; el Blaser 3,449; el Mannlicher, más ligero, 3,375 kg.

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.270 Winchester, el elegido. La hora de la verdad. En el punto de mira (y II)

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“Analizando los tiros veo cómo el primero entró un poco trasero. Unos centímetros a la derecha del hombro significaba que, dada su posición, el tiro iría detrás. La caída, perfectamente calculada, unos 20 cm…”.

Tanto pensar y soñar para al final encontrarnos con las botas sobre el cazadero. Llegado aquí todo ha de ser perfecto. La elección del equipo debe formar un todo que cierre completamente el círculo, dejando la pieza que vamos a cazar en el medio. El cartucho, el auténtico motor, el transmisor de nuestras esperanzas y afición, se muestra como lo más fundamental de todas ellas, de todas las variables que vamos a manejar. Es ahora cuando el ‘dos setenta’ marca distancias, demostrando con creces que se puede confiar totalmente en él.

El cartucho

El .270 Winchester es desarrollado en 1923, apareciendo en el mercado dos años después acompañando al cerrojo M-54. Para su creación se utiliza como base la vaina del 30-06 Spingfield, agolletando su cuello, sin modificar su hombro, para que admita proyectiles de menor diámetro, exactamente .277”; es decir, puntas de 7 mm reales, alargando su longitud en algo más de
1 mm. En definitiva, se crea un nuevo cartucho estándar que, como tal, se amolda sin modificaciones a la longitud de la acción  M-98.

De izquierda a derecha, todas las cargas probadas. De Remington: Bronce Point de 130 grains, Core Lokt 130 grains, Core Lokt SP 150 grains, AccuTip 130 grains, Core Lokt Ultra 140 grains, Scirocco Bonded 130 grains y Managed Recoil 115 grains. De Winchester: Power Max Bonded 130 grains y Ballistic Silvertip 130 grains. De RWS: T-Mantel 130 grains, H-Mantel 130 grains, KS 150 grains y Evolution 154 grains. De Barnes: la Vor-TX Tipped TSX 130 grains. De Geco: la Express 130 grains. Y de Norma: SP 150, Oryx 150 y Ballistic Tip 140 grains.

De este modo, nace un cartucho que modifica substancialmente las características balísticas del cartucho madre, del 30-06. Al disminuir el diámetro, ¿qué estamos haciendo? Pues elevar el CB y, por tanto, la densidad seccional. No olvidemos que esta última es la relación entre peso y diámetro. Piense que los nuevos proyectiles del .270 son más largos y eso, a igualdad de peso, mejora el comportamiento balístico, tanto externo como terminal.

Las velocidades en boca de la carga inicial, 130 grains SP, era de 957 m/s,  con una trayectoria muy tensa y unos resultados explosivos que le llegan a dar fama pocos años después. Posteriormente, se montan 100 y 150, cubriendo, entonces, desde varmint y pequeños depredadores hasta alces, elks y grandes antílopes, pues aun siendo los 130 grains un peso medio que permite con el .270 cazarlo casi todo, su mejor campo de aplicación está en piezas de tamaño medio, en un intervalo de peso entre 30 a 150 kilos. Actualmente las velocidades en boca se han reducido, pasando los 130 grains a volar a 933 m/s como carga media. La más caliente de la actualidad nos la ofrece Hornady con su Superformance Interbond de 130 grains a 975 m/s.

Los contrincantes de nuestro cartucho. De izquierda a derecha, 6.5×57, 6.5×65 RWS, .270 Win., 7 mm-08 Remington, 7×57, 7×57 R, 7×64, 7×65 R, .280 Remington (7 mm Express Remington), .308 Win., .30-06 Springfield y 8×57 JS.

Comercialmente ahora podemos complementar los pesos anteriores con 110, 120, 140, 156 y 160 grains, llegando los handloaders a disponer de pesos de hasta 180 grains. De todos ellos merecen especial mención los 140 grains, pues aúnan lo mejor del .270. De alguna forma vienen a ofrecernos la trayectoria plana de las puntas de 130 grains con la capacidad letal de los de 150. Piensen que cuando estas ultimas aparecieron, trataban de cubrir las mayores especies, pudiendo conseguirse con los 140 grains sin necesidad de resentir en exceso su trayectoria. En definitiva, este peso se ha posicionado como el más todoterreno de los que se montan. Estamos hablando de un cartucho que tiene en su trayectoria una de sus mejores virtudes, llegándose a utilizar con éxito en disciplinas de tiro a 1.000 yardas. Como ejemplo de ello, con una punta semiblindada muy bien cargada, como es el caso de las clásicas alemanas RWS 130 grains T-Mantel, una semiblindada convencional, puesto cuatro cm por encima a 100 metros, haremos cero a 196, cayendo 21 cm a 300 metros, con una trayectoria muy parecida a la que nos pueden dar cartuchos Magnum como el 7 mm Remington Magnum o el .300 Winchester  Magnum.

Puntas de todo tipo conforman la oferta para el .270 Winchester. Esto le permite una gran capacidad sobre un amplio espectro de especies y modalidades.

Elegiremos para el corzo puntas ligeras y muy expansivas de 100, 110, 120 y 130 grains, siempre con proyectiles que expandan muy rápido, capaces de abatir limpiamente. Sorprendentemente, el corzo es una de las piezas que suele quedar herida con mayor facilidad. Por un lado, su tamaño obliga al cazador a esmerarse con la puntería quedando en muchas ocasiones mal colocado el disparo; por otro, un cuerpo tan pequeño opone muy poca resistencia al proyectil, permitiendo en muchas ocasiones que la expansión no llegue a producirse. Por ello, aun sabiendo que vamos a desaprovechar algo más de carne, soy de los que prefieren usar puntas que maten rápidamente, incluso produciendo un canal de grandes dimensiones.

Para rebeco pueden servir también las puntas más ligeras, pero, debido al tipo de caza, a la montaña y los previsibles vientos cruzados, nos decantaremos por las puntas de 130 e incluso 140, siempre condicionándolo a la dureza y a un alto CB. Necesitamos proyectiles también que expandan muy rápido, que sean capaces de ceder energía ante poca resistencia de impacto, a la vez que su trayectoria sea lo más plana posible. Evidentemente, éstas serán las puntas que elegiremos también para muflones, gamos y cabras. Puntas blandas de polímero aguzadas y colas de bote son muy recomendables en estas piezas, pues ofrecen lo mejor en cuanto a trayectoria con una rapidísima cesión de energía.

El coeficiente balístico y la densidad seccional son una de las apuestas más importantes de nuestro cartucho. Observe con el mismo tipo de proyectil, la clásica RWS KS, la forma de las puntas de un 6 mm con 96 grains, un 6.5 con 127 grains, el .270 con 150 grains y un .30 con 150 grains, también. Vea cómo nuestro protagonista es mucho más largo y estilizado que el .30, razón por la cual vuela mejor y penetra más profundo.

Para venados, arruís y jabalíes elegiremos las puntas más pesadas. Aunque con 130 o 140 grains seamos capaces de abatirlos perfectamente, un extra de peso y algo más de retención en el impacto es deseable. ¿Por qué? Pues porque al ser piezas más pesadas necesitamos que el canal balístico sea más largo, necesitamos que lleguen más profundamente. Imagínese que estamos tirando a un gran venado de montaña en Redes, un animal que pesa más de 200 kilos y la única opción que nos da es cuando se encuentra de culo y segado. Necesitaremos que el canal generado atraviese muchos kilos de carne, rompa huesos muy pesados para poder llegar a la zona vital. Lógicamente, cuando cacemos en batidas o monterías la capacidad de vuelo no tendrá  tanta  importancia y, por ello, puntas romas o huecas, o narices planas permitirán obtener un mayor poder de parada.

La evolución en las puntas de caza es evidente. La actuales puntas de plástico son herederas claramente de la idea Remington Bronce Point, a la izquierda. Las puntas de polímero de primera generación no llevan soldada camisa y núcleo, y por ello son muy expansivas, perfectas para recechar a gran distancia sobre animales ligeros de piel blanda. Cuando el peso de la pieza se eleva, debemos, entonces, recurrir a la segunda generación, proyectiles soldados con una mucho mayor retención de peso que facilita un canal balístico más profundo. Ejemplo de ello es esta Swift Scirocco Bonded cargada por Remington.
El salto siguiente son las puntas monometálicas, como las Barnes TSX, con retención de peso casi al 100% y un buen coeficiente balístico motivado por la longitud obligada ante la menor densidad del metal. Por último, la combinación de ambas teorías, puntas de plástico y monometálicos, facilita la expansión sin perder un ápice de sus capacidades de vuelo. La inserción de punta de polímero permite abrir un mayor orificio en la nariz, pariendo, entonces, puntas mucho más expansivas, incluso en disparos muy lejanos, con una pérdida acusada de velocidad en el impacto. Como ejemplo de ellas están la Barnes TTSX, con su característica punta azul, y la RWS Bionic Black. Observe cómo va cortada la punta en la Barnes en relación con sus hermanas Triple Shock.

Comparten diámetro con nuestro .270 Winchester, el .270 WSM y el .270 Weatherby Mag, ambos mucho más potentes. Aunque ninguno de ellos haya llegado a tener la difusión de nuestro cartucho, el Winchester Short Magnum se encuentra ahora mismo en plena expansión, pudiendo considerarse uno de los desarrollos recientes más exitosos. 

Los cartuchos rivales del .270 Win se encuentran entre los diámetros 6,5 y 8 mm, cartuchos todos ellos capaces abatir con propiedad cualquier especie de nuestra fauna en unas condiciones digamos similares. Así, 6,5×57, 7×57, 7×64, 7mm-08 Rem, .280 Rem, 7×64, .308 Win, 30-06 Sprf o 8×57 JS y sus versiones con reborde, realizan un trabajo comparable al que puede desarrollar nuestro protagonista. Bien mirado, el .270 se encuentra en un punto a medio camino entre los más ligeros y los más pesos, con la trayectoria más sobresaliente de todos ellos. Siendo realista, tratar de colocar a uno por encima de los otros es muy dificil, por no decir falso, pues estamos en unos rangos de diámetros, pesos y velocidades bastante cercanos. Hombre, es evidente que para cazar a larga distancia estamos ante el más destacado de todos, pero también es cierto que cualquiera ellos es capaz de abatir con rotundidad a 300 metros. Lo mismo ocurre cuando hablamos de poder de parada, ese concepto tan sobado y dependiente de los diámetros y pesos. Ante ello, los .30 y los 8 mm se comportaran mejor, pero no tanto como para descartar a nuestro cartucho. Aquí realmente es donde se abre la brecha que restó popularidad a nuestra estrella. Mientras el 30-06 fue considerado cartucho de guerra y prohibida su utilización a civiles, el cazador se decantaba mayoritariamente por el .270, pero en el momento en que su uso quedó libre, la publicidad y oferta del 30-06 Sprf hizo que las ventas cayeran en picado. Se empezó entonces a argumentar que no paraba lo suficiente, que era incluso crítico para modalidades de acoso. Personalmente, discrepo de ello. He visto como mata este cartucho, he desollado muchas piezas cazadas con él y sus canales balísticos, el destrozo, no admiten dudas.

Todas las puntas probadas: AccuTip, Ballistic Silvertip, Swift Scirocco, Ballistic Tip, Geco Express, Evolution, H-Mantel, Bronce Point, Power Max Bonded, KS, T-Mantel, Core Lokt SP, Oryx, Core Lokt, Norma Soft Point, Core Lokt y Core Lokt Ultra.

Un ejemplo claro es el siguiente: el cartucho patrón en Europa es el 7×64. Analicémoslo: 7,2 mm de diámetro frente a nuestro 7 mm; 64 mm de longitud frente a 64,5 mm; 895 m/s en boca con 150 grains frente a 885 m/s con 155. ¿Entiende lo que le digo, verdad? Si el 7×64 es el cartucho referencia en Europa, ¿por qué el .270 Winchester no sirve? Mire, al 7×64 se le ha llegado a denominar .270 Europeo. ¿Sabe cuál es la única diferencia? Sólo que suele cargar pesos mayores, pero siendo, como son, los que he utilizado como ejemplo (tablas Geco), perfectos para la fauna europea, ¡ninguna!

Analizando un poco de su historia sería pecado no hacer mención a Jack O´Connor, el redactor jefe durante más de 30 años de Outdoor Life. Este especialista en cartuchería, enamorado de la caza de alta montaña, y de los carneros, confió y divulgó a los cuatro vientos sus preferencias por el .270, armado siempre con su Winchester Pre-64. Ya más cerca es inevitable referirnos a nuestro querido Conde de Yebes, el autor del Veinte años de caza mayor, que usó primero un BSA y luego un Remington 700, enamorado de la eficacia de este cartucho, destacando los lances en montería y los larguísimos tiros a los machos monteses en Gredos. Mucho más reciente, nuestro añorado Premio Weatherby, el desaparecido Ricardo Medem, siempre que pudo hizo referencia al .270 como uno de sus cartuchos favoritos, tanto por su eficacia como por la ligereza de los equipos que formaba.

En el campo de tiro

Como siempre, banco, torretas y protectores para los oídos. Sobre la mesa, el Steyr Mannlicher Classic con la Kahles Helia C 3-12×56. Buena óptica, magnífico rifle y excelente disparador al pelo. Quiero testar retroceso y agrupaciones. Coloco dianas a 50 metros y quito el cerrojo y los tapones de las torretas de ajuste. A través del cañón centro la diana y hago un primer acercamiento con el fin de que el primer disparo toque papel. Alimento con  la nueva Winchester Power Max Bonded de 130 grains, pelo y, sin más, disparo. Me resulta un poco extraño tener que hablarles del retroceso del .270 cuando se ha tirado tanto con él. Estamos ante un retroceso dulce, pero de rifle de caza mayor. No es un Magnum, pero suena y pega lo suficiente como para tener la certeza de que lo que tenemos entre las manos es algo muy serio. El .270 Winchester se desarrolló para cazar, para matar limpiamente caza mayor, y eso lo transmite la sensación al oprimir el disparador. Efectivamente, no es molesto, su rebufo no es tan violento como para descartar usuarios y, por ello, una de sus grandes bazas es la precisión que permite conseguir a un amplio grupo de cazadores. Este tema es sumamente importante cuando, como es el caso, es utilizado muchas veces para cazar a larga distancia. Cuando necesitamos tirar a un rebeco lejano es obligado que nuestra capacidad como tiradores no sufra mermas por miedo a la patada o al sonido. Tanto esfuerzo para subir allí no puede malgastarse en el momento de la verdad. Es entonces cuando un cartucho confortable como éste muestra su comodín… un ligero ajuste sobre las dos torretas y ya estoy colocando la diana a 100 metros. Voy disparando grupos de tres con todas las cargas recibidas. El cañón calienta, así que cada un par de series hago un descanso para que enfríe. Los resultados son altamente satisfactorios, todos ellos suficientemente precisos como para cazar a larga distancia, destacando lo conseguido con las Barnes Vor-Tx de 130 grains con 1 cm entre centros y 1,2 cm para la Norma Ballistic Tip de 140 grains. De todas formas, está claro que con más tiempo, sesiones de tiro más relajadas y mejor luz, se hubiesen podido cerrar más unos grupos que, ya de por sí, son tremendamente pequeños.

El test en el campo de tiro se hizo con el Mannlicher Classic. Observe el nivel de luz durante la prueba. Tiré casi de noche.
El mejor grupo a 100 metros lo conseguí con la Barnes Vor-TX 130 grains, con sólo 1 cm entre centros. Tres disparos en un céntimo a 100 metros.

En estas tres imágenes, el Blaser R-8 Professional Success traía un cañón adicional Bull Barrell Fluted del .300 Weatherby Magnum. Tiré a 50 y 100 metros con él. A 50 metros los tres disparos se montaron unos encima de los otros. A 100 metros, sin luz, con el sobrante de lo que alumbran las pantallas de las dianas a 50… ¡fíjese qué grupo hice! ¿Qué hubiese ocurrido tirando de día? Utilicé munición Sologne Nosler Ballistic Tip de 180 grains.

Cazando con el .270 Winchester

Durante bastante tiempo, hilando todos esos detalles que un monográfico como éste necesitan, una y otra vez me asaltaba la duda de la pieza con la que debería cerrar esta prueba. Finalmente, decidí apostar a caballo ganador en la misma línea que apuesto cuando decido llevarme al monte un .270 Winchester. El rebeco del Cantábrico es una especie única que obliga al cazador a poner toda su experiencia y físico para poder aventurarse a su caza. Precisamente, el cazadero elegido, lindante con el Parque Nacional de Picos de Europa, no cuenta con ninguna pista que nos haga el trabajo más sencillo. Es un cazadero para aficionados con unas buenas condiciones físicas, piense que sólo la ascensión para llegar al refugio donde pernoctar lleva al menos dos horas y media de piernas acostumbradas. Decido entonces el equipo que me acompañará. Descartado el Winchester Super Grade por carecer de visor y probado ya extensamente el Mannlicher Classic, opto por el nuevo Blaser R-8 Professional Success y su visor Zeiss Victory FL Diavari 4-16×50. Entre todas las cargas recibidas acabo decantándome por las RWS T-Mantel 130 grains. El porqué de esta ultima elección es sencillo: es una punta semiblindada de base plana, una Soft Point convencional, con una velocidad en boca de 965 m/s, sólo 8 m/s más que lo ofrecido en la Fiel Load inicial del cartucho, allá por 1925. Lo reglo dejándolo unos 5 cm alto a 100 metros, de forma que a 300 m el disparo impactara unos 20 cm mas abajo.

¡La hora de la verdad!

El cazadero es duro, muy duro, sólo subir y subir. El primer día la niebla nos acompaña constantemente, impidiendo cualquier posibilidad de caza. Amanece, por suerte, un día espléndido. Despertar tan cerca del cielo nos da una ventaja importante a la hora de cazar rebecos. Estamos en medio de su hábitat, sin tener ya que hacer grandes ascensiones para llegar a ponerlos a tiro. Pronto empezamos a ver piezas. Por fin, tras varios intentos descartados por demasiado pequeños, tenemos en frente un grupo con un macho que promete. La decisión es rápida y ya estoy tumbado con el R-8 apoyado en la mochila. Una T-Mantel pasa a la recámara. Mido con el telémetro Bushnell, 302 metros. El macho está de frente, muy ligeramente sesgado. A 16 aumentos se ve muy grande. Le coloco la retícula en lo alto del hombro, sin salirme, intentando saber cuánto va a caer el proyectil. Restalla el disparo contra la caliza. El rebeco acusa el tiro y ya le veo las tripas fuera. Trata de llegar al collado y, justamente al pasarlo, completamente de culo, para un instante. Está a 357 metros. Paro precipitadamente la retícula sobre él, apuntando al infinito, unos 5 cm por encima de su pelo y de nuevo le suelto otros 130 grains. Tocado de nuevo, camina unos pasos hacia atrás para taparse luego.

Observe en el disparo de remate cómo la expansión del canal balístico comienza en el pelo. Esto es sinónimo de mucha velocidad y municiones muy blandas, como es el caso de las RWS T-Mantel.

Finalmente, al llegar al tiro nos lo encontramos aún vivo, rematándolo rápidamente con un disparo que parece que impacta en un saco de plumas, ¡qué vitalidad! Analizando los tiros veo cómo el primero entró un poco trasero. Unos centímetros a la derecha del hombro significaba que, dada su posición, el tiro iría detrás. La caída, perfectamente calculada, unos 20 cm. El segundo entra por el jamón, hacia delante. El remate pone en evidencia la rapidez en la expansión de este proyectil, comenzando el canal incluso ya en el pelo, con una tremenda expansión inicial. Suavidad, tensión y expansión. ¿Qué más se puede pedir?

Conclusión

Está claro, me quito el sombrero con reverencia incluida, O´Connor, Yebes y Medem, sabían muy bien lo que se traían entre manos ¡Gracias, maestros! CyS

Dedicado a los maestros O´Connor, Yebes y Medem. 

Afilo a piedra, el Gerber Myth Fixed Blade Pro, lo pongo a  prueba con un rebeco. Como puede observar, después de cortar pelo, piel y carne, y trabajar contra hueso, aún sigue afeitando.

Mi agradecimiento a las empresas Aguirre y Cía., Excopesa, Industrias El Gamo y a la Armería Fuertes de Colloto, Asturias. Sin su colaboración la realización de este artículo hubiese sido imposible.

Por Michel Coya

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.338 Winchester Magnum. El rugido de la fiera (I)

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Prueba del .338 Win. Mag.

En la RRC de Caso aprovechando la berrea para poner a prueba al .338 Winchester Magnum.

Se encogen los corazones en la noche al escuchar el rugido de la fiera; avisa que sale a matar. Rugen los motores esperando el momento de lanzarse al abismo de la velocidad en los terrenos más duros del planeta; sobre ellos siempre planea la muerte. Descansa tranquilo el cazador su rifle en las rodillas sabedor de quien late en la recámara; una apuesta segura allá donde esté…

Y es que, decididos a encabezar un nuevo universo para el cazador de mayor, Winchester lanza en 1958 una nueva familia de cartuchos definidos, en aquellos momentos, como «magnum cortos».

Partiendo de la vaina de un triunfador inexcusable como es el .375 H&H Magnum, Winchester corta y agolleta en esta hornada inicial a tres diámetros, resultando del parto el .264 Winchester Magnum, el .338 Winchester Magnum y, como tope de cota, el .458 Winchester Magnum. Cinco años después la saga se completa con el .300 Winchester Magnum, aprovechando, eso sí, Remington, su eterno rival, para adelantarse lanzando un año antes al 7 mm Remington Magnum, un cartucho que sigue escrupulosamente los dictados que identifican a los Winchester Magnum.

Magnum cortos

Supongo que en estos primeros pasos de la historia usted ya habrá reparado en la denominación inicial de «magnum cortos» a la que hacia referencia renglones atrás. Actualmente, ciñéndose a esta definición, se encuentran cartuchos como los Winchester Short Magnum, los Remington Short Action Ultramag, los Ruger Compact Magnum, los Lazzeroni Short Magnum… e, incluso, siendo estrictos en carácter y características físicas del concepto, el 7 mm Blaser Magnum. ¿Entonces, por qué se les llamaba así a aquellos cartuchos? Sencillamente, porque podían ser recamados en acciones de longitud estándar 98 con la ventaja que supone desde el punto de vista de fabricación.

Ejemplos de 8,6 mm

De izquierda a derecha, algunos 8,6 mm: .338 Winchester Magnum, .338 Blaser Magnum, .338 Remington Ultramag., .340 Weatherby Magnum y .338 Lapua Magnum.

Winchester Magnums

En 1958 Winchester lanza la saga de sus Winchester Magnums que acaba completando cinco años después con el .300 Win. Mag. De izquierda a derecha, .264 Win. Mag., .338 Win. Mag, .300 Win. Mag. y .458 Win. Mag.

El 7 mm Remington Magnum

Remington aprovecha el diseño de su eterno competidor y lanza un año antes de que pareciese el .300 Win. Mag. a su 7 mm Rem. Mag. (a la izq.). Comparte con .264, .338 y .458 la longitud y diseño de vaina, con muy pequeñas diferencias. Vea su gran parecido con el .264 Win. Mag.

Algunos de los más utilizados en caza mayor en España

Comenzando de izquierda a derecha, los cartuchos estándar .308 Winchester, .30-06 Sprgf., 8×57 JS, siguiendo por los magnum 7 mm Rem. Mag, .300 Win. Mag, .338 Win. Mag, 8×68 S y 9,3×62 Mauser.

La claridad del tiempo deja evidente el triunfo de sus diseños, habiéndose establecido sólidamente como referentes y patrones dentro de sus respectivos diámetros y categorías. Piense un momento en qué cartucho conoce por «trescientos», por «cuatrocientos cincuenta y ocho», a quién por «trescientos treinta y ocho»… ¿A quién?, claro que sí, a los Winchester Magnum. La excepción nos llegó con el .264 Winchester Magnum, tristemente sumido en el olvido bajo la deslumbrante popularidad del 7 mm Remington Magnum, tratándose, sin embargo, de un supercartucho que por prestaciones ha permanecido imbatible en su diámetro hasta la reciente llegada del .26 Nosler y del 6,5-300 Weatherby Magnum.

El .338 Winchester Magnum 

Con una longitud de vaina de 64 mm, la misma que las de los .264 Win. Mag.  y 7 mm Rem. Mag., es medio milímetro más larga que la del .458 Win. Mag. Su diámetro es de 8,6 mm, fluctuando sus cargas en general entre los 180 y los 275 grains, ofeciéndose incluso puntas fuera de esos márgenes. Ejemplo de ello son los 160 grains Barnes TTSX o los 300 de las Berger Bullets, montados incluso por alguna cartuchera, como HSM Ammunition en su serie Trophy Gold. Las cargas de fábrica FL recogían puntas de 200, 225 y 250 grains, a velocidades que iban desde los 902 a los 847 y 810 m/s, respectivamente. Aun siendo velocidades respetables, uno podría caer en el error de minusvalorarlos, si no los fundimos cerrando ese ‘todo’ con los pesos y diámetro.

Este último merece una parada en el análisis por ser realmente quien suma calidad balística a los cartuchos que lo montan. La cuestión es sencilla: estamos ante una cota que se materializa en pesos con entidad suficiente para enfrentarnos a todo tipo de piezas, ligeras, grandes y muy grandes, generando, por norma, canales muy largos. ¿Por qué digo «por norma»? Pues porque en su diseño y teniendo en cuenta para quien va destinado, la importancia de llegar muy dentro, sea cual sea el ángulo de tiro, hace que el diseño de puntas se esfuerce en conseguir que sean consistentes, para entendernos sobre nuestra caza, duras.

Diferencias de diámetro

Observe la diferencia de diámetro de estas cinco puntas: 7 mm (284”), .30 (.308”), 8mm S (.323”), 8,6 (.338”) y 9,5 (.375”).

Las cuatro cargas recibidas

Sako Hammerhead de 250 grains, Sako Twin Head II 275 grains, Norma con punta Hornady SP de 200 grains y Norma Orix de 230 grains.

Ello implica un problema achacable a todos aquellos cartuchos diseñados con el mismo objetivo: la necesidad imperiosa de buscar puntas que sean capaces de expandir con mayor facilidad para usarlo en nuestros cazaderos. Trataremos entonces de elegir cargas, en general, poco habituales, simplemente porque buscan trabajar con un comportamiento que es ‘excepción’ dentro de lo esperado de ellos.

Por suerte, la creciente moda de utilización de puntas de plástico ha venido a echar una mano a todos aquellos usuarios del .338 Win. Mag. ofreciendo diseños de primera generación muy expansivos. Pensemos que, junto a la facilidad para deformarse, intrínseca a estos proyectiles, se une el contar con una mayor sección frontal en los grandes diámetros, con un mayor hueco tapado por el polímero en la nariz.

De todas formas, y aun contando con esta posibilidad, la inclinación del cazador para nuestras modalidades y piezas siempre debe mirar hacia los pesos más ligeros, en torno a los 200 grains, especialmente si se trata de semiblindadas.

Está claro, no obstante, que algunas de estas puntas Soft Point, más pesadas y duras, pueden llegar a dar un buen resultado en disparos de monterías y batidas en puestos muy cortos, consiguiendo ese plus de velocidad que proporciona la cercanía a la boca del cañón, una expansión suficiente con la ventaja de su absoluta capacidad de penetración independientemente de la posición de la pieza.

Distinta, por extrema, es la opción de los dobles núcleos y soldadas de pesos altos, indicadas para garantizar trabajos muy profundos sobre las mayores de las piezas exóticas, precisamente donde este cartucho se muestra como un auténtico killer. Los mayores de los cérvidos, osos y antílopes son su patrón de uso, fabricándose para estas exigentes cacerías puntas Premium capaces de ofrecer ‘tranquilidad’ allí, siendo, sin embargo, totalmente desaconsejables  para nuestra piel de toro. (Continuará) CyS

Sako 85 Bavarian

El primero los equipos recibidos es un Sako 85 Bavarian montando un Steiner Ranger 4-16×56.

Monturas Optilock

Las monturas encargadas de amarrar visor a rifle son en este caso fijas Optilock.

Disparador

El disparador cuenta con pelo tipo francés.

Prueba del Sauer S303

El segundo de los equipos lo pongo a prueba en batida de jabalí en la RRC de Riaño. Lo forman el Sauer S303 Synchro XT montando sobre monturas Blaser el visor Minox ZX5 3-15×56.

Culata Tumbhole

La versión Synchro XT monta una culata tipo Tumbhole, que ayuda a mantener una posición de la muñeca mucho más natural y recta durante el tiro.

Dual Brake

El cañón se remata con un efectivo freno de boca, el Dual Brake. Su eficacia debe ser complementada siempre con protección para los oídos.

Puntería

Los órganos de puntería propios están compuesto por una ‘U’ muy abierta en color amarillo y punto en torpedo en fibra óptica de color rojo. Una apuesta segura por la captación.

Dos jabalíes en la primera batida

Junto a mis amigos de la cuadrilla de Rubén, en Vegacerneja, RRC de Riaño, con dos grandes jabalíes cazados en la primera de las dos batidas realizadas en la jornada.

Texto y fotos: Miguel Coya, michelcoya@gmail.com.

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